El que no valora la vida, no la merece
Mientras la vida nos brinda la oportunidad de vivirla intensamente día a día, lamentablemente la mayor parte de nuestro tiempo, nos la pasamos hibernando.
La vida no se acumula con puntos en función de lo que uno necesita de ella, si no que al contrario, cada instante, es o debiera de ser para nosotros, un logro , una meta diaria con mil estímulos alcanzables cuyo premio final consistiera en no aumentar nuestros pensamientos con sufrimientos inapropiados, pesadillas inútiles, disgustos estériles, molestias inservibles.
La vida no es una fatalidad como algunos pretenden etiquetarla y definirla. La vida en realidad tiene un aliciente más interesante que ser vivida y ser recorrida, y consiste en DISFRUTAR DE LA MISMA.
Tal vez por el hecho de haber nacido, deberíamos de pretender que cada minuto de nuestra vida fuera un homenaje constante, que cada hora fuera una entrega en cuerpo y alma a lo único esencial que resulta VIVIR y estar AQUì. Todo lo demás por desmesurado que sea o suceda , no es relevante.
En muchas ocasiones, decidimos obsesionarnos con el sufrimiento que la vida nos entrega. Nos disgustamos cuando las cosas no ocurren según nuestros deseos y nos disgustamos doblemente porque nuestras expectativas nunca parecen cumplidas.
Pensamos y hablamos de futuro estructurando lo que tiene que sucedernos con una planificación que asusta. Si pensáramos que tan sólo la vida se reduce a un instante de un único día ¿cómo y con cuánta intensidad la viviríamos? seriamos diferentes en nuestras relaciones? o con nosotros mismos?
No tenemos ninguna garantía de despertarnos cada mañana. Por ello, deberíamos de cambiar nuestra vida y sus rutinarios pasajes. Despertar pensando en que la vida puede resultarnos cansina, agotadora, incluso pesada, pero a pesar de ello absolutamente soportable.
No podemos dormitar con una vida tan fascinante por delante, debemos de coger aire, llenar los pulmones y vaciarnos a diario : efectivamente existen momentos en la vida de las personas, que valen años. Pero también existen años que se pierden y no valieron ni un minuto de nuestra vida.
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