Las gallinas de Santo Domingo
El
más célebre de los milagros de Santo Domingo de la calzada sucedió en
1400. Una familia alemana pasó ese año por el pueblo que lleva el nombre
del santo. El hijo, de nombre Hugonell, fue acusado de haber robado una
tacita de plata en la iglesia y le condenaron a muerte, pues entonces
eran muy rigurosos los castigos que se reservaban a los que hurtaban
objetos sagrados.
Le
ahorcaron y, después de su ejecución, sus padres, encontrándose a Santo
Domingo, fueron a ver a su hijo y vieron que estaba vivo. Corrieron a
casa del corregidor o alcalde para comunicarle a nueva. El alcalde
estaba comiendo cuando yo llegaron. «Señor Corregirdor, nuestro hijo
está vivo», le dijeron. El alcalde se echó a reír, respondiendoles:
«Vuestro hijo está tan vivo como estas gallinas que me ha preparado mi
cocinero y que me voy a comer ahora mismo». En ese momento sucedió el
prodigio. Las gallinas se pusieron en pie, se cubrieron de plumas y
empezaron a cantar. Por eso dice el refrán: «Santo Domingo de la
Calzada, donde cantó la gallina después de asada».
En
el interior de la catedral de Santo Domingo el viajero podrá ver,
labrado en la piedra del muro y cerrado por una hermosa reja, un
gallinero en el que hay siempre un gallo y una gallina vivos. Es el
testimonio arquitectónico del milagro. Frente al muro donde está el
gallinero el viajero verá el sepulcro labrado de Santo Domingo, obra
plateresca de Juan de Rasines, de 1513.
La
iglesia catedral es de transición del románico al gótico, con un
precioso ábside. En un altar lateral está el retablo de Damián Forment.
El templo contiene importantes obras de arte, entre ellas un tríptico de
la Anunciación, obra del artista flamenco Andrés Isembrant. Separada
del edificio principal se alza la soberbia torre barroca. Junto a la
catedral se encuentra el antiguo albergue y hospital de peregrinos, de
estilo gótico, que ha sido restaurado y habilitado como Parador. Hay
otras muchas iglesias y conventos en la ciudad. Y aún se conserva parte
de las murallas que mandó construir Pedro I de Castilla.
Santo
Domingo celebra sus fiestas por mayo, con las Vueltas del santo, el Día
de los ramos, los desfiles de carneros, la procesión del pan del Santo,
la Procesión de la rueda, el Reparto de la cebolleta, la Procesión de
las prioras y otros acontecimientos de gran tradición, con curiosos
nombres y coloristas celebraciones.
Desde
Santo Domingo se puede hacer maravilloso excursiones. Se puede ir, por
ejemplo a San Millán de la Cogolla, el convento donde nuestro Santo no
fue admitido y gracias a ello pudo hacer todo lo que hizo. En San Millán
de Suso, o de Arriba, un cenobio con restos visi góticos, hay recuerdos
de Gonzalo de Berceo, quien escribía sus poemas en versos alejandrinos
en el «portaleyo» desuso. En Yuso, llamado «El Escorial de la Rioja», se
encontraron las llamadas «glosas emilianenses», con las primeras frases
escritas en lengua castellana hacia el año 979.
La
rioja es hoy mundialmente conocida por sus vinos. Pero hay que añadir
que sería igualmente famosa en todo el mundo sí se conociera
suficientemente la exquisitez de su gastronomía, cuyos productos salen
de las huertas del río Ebro. Lo comprobará el viajero que se detenga en
Santo Domingo de la Calzada o en cualquier otro de sus pueblos y villas.
O en los restaurantes de Logroño. Ofrece La Rioja excelentes asados de
carne y son insuperables las menestras de verdura, los espárragos
tiernos o los pimientos rellenos. Probando estas y otras muchas
especialidades se valora más la excelencia de sus vinos.
Muchos
son los pueblos de Navarra que se podrían elegir para una antología de
los pueblos más bellos de España. Entre ellos se distingue Olite, que
tiene empaque de capital, pues lo fue en el siglo xv del rey de Navarra
Carlos III el Noble. No es exageración decir que quien lo visite creerá
estar en una grande y antigua ciudad.
Conserva
restos de murallas romanas, pero su historia escrita comienza en el
reinado del visigodo Suintila, en el siglo vii, pues de su existencia da
noticia san Isidoro en su Historia de Regibus Gothorum. Sus monumentos más notables datan de los siglos xiii al quince. El nombre de Olite procede al parecer de olivetum, olivar, pues el olivo se cultiva todavía en su término.
El
conjunto arquitectónico de la villa antigua es impresionante. El
castillo se levanta sobre una antigua construcción romana y ha sido
objeto de numerosas reformas y ampliaciones a lo largo de los siglos.
Pero sigue siendo uno de los más bellos de España. Hoy es Parador de
Turismo.
Junto
al castillo se halla la iglesia gótica de Santa María la Real, con un
asombroso pórtico esculpido en el siglo xiv; se cree que una de las
figuras representa a la reina Blanca de Navarra, hija del rey Carlos.
Son muy curiosaa las representaciones de Adán y Eva, desnudos ambos y
montados uno y otra sobre dos animales salvajes, un león y un oso. Al
lado está el Demonio. En el altar mayor de la iglesia hay un
extraordinario retablo renacentista de Pedro de Aponte y una talla del
Cristo de la Buena Muerte, que es el patrón del pueblo. Tienen sus
fiestas en el mes de septiembre, con encierros, vaquillas y desfile de
carrozas.
Hay
que visitar otras iglesias en Olite, como la de San Francisco o la de
San Pedro, que contiene la talla gótica de la Virgen del Campanal y la
de Santiago Peregrino. Y la torre del Chapítel. O bien pasear por la Rúa
Mayor, donde el soberbio conjunto de casonas de los siglos xvi al xviii
revela la importancia que tuvo la villa en el pasado.
Cerca de Olite, en Ujué, se celebra una de
las más importantes romerías de Navarra, y son muchos los olitenses que
concurren a ella. El primer domingo después de San Marcos, a finales de
abril, la iglesia fortaleza de la Virgen Blanca, del siglo xiii, es
visitada por peregrinos de toda Navarra que llegan vestidos con hábito y
caperuza negros, algunos de ellos descalzos y con cadenas en los pies o
portando pesadas cruces. Es ésta una tradición de varios siglos de
antigüedad y de la que existe constancia escrita. El nombre de Ujué
procede de la palabra uxua, que significa “paloma” en euskera, pues,
según la tradición, fue una de estas aves la que, entrando en la cueva,
descubrió la imagen de la Virgen. Un rey de Navarra, Carlos II el Malo,
mandó que a su muerte depositaran su corazón en el santuario.
Navarra
es igual que la rioja, tierra de excelente gastronomía y de buenos
vinos. Además de los cogollos de Tudela, los espárragos de la ribera,
los pimientos de lodosa y la fabulosa menestra llamada «de los cuatro
ases», con alcachofas, guisantes, espárragos y aguas verdes, hay que
probar una verdura menos conocida, la deliciosa borraja, que se prepara
con un picadillo de jamón y almendras,. Y, por mencionar algunas otras
especialidades navarras, merece la pena citar la carne de toro de lidia,
plato apropiado durante las fiestas de San Fermín, las pochas con
codorniz y, en Olite y Ujué especialmente, las palomas torcacés.