La vida está para adelante, nunca para atrás.
Porque si usted anda por la vida dejando
"puertas abiertas", por si acaso, nunca podrá
desprenderse ni vivir lo de hoy
con satisfacción.
Noviazgos o amistades que no clausuran,
posibilidades de
"regresar" (a qué?),
necesidad de aclaraciones, palabras que
no se dijeron, silencios que lo invadieron
¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo!
si no, déjelo ir, cierre capítulos.
Dígase a usted mismo que no, que no vuelve.
Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque usted
ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en
esa habitación, en esa casa, en ese escritorio,
en ese oficio.
Usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días,
hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no
hay nada a que volver.
Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo.
Ni usted será el mismo,
ni el entorno al que regresa será igual, porque
en la vida nada se
queda quieto, nada es estático.
D/A