Diez claves para mejorar la inteligencia emocional
Un experto en capacitación y liderazgo llamado Dan Bobinski, afirmó en un artículo periodístico del Managemente Issues: “la inteligencia emocional se puede aprender y mejorar”. Esto lo ha comprobado después de ciertas investigaciones, donde se demostró que la diferencia principal entre los líderes “del montón” y los que se destacan es su nivel de IE.
Conocer, controlar, exaltar y aprender sobre las emociones es vital para cualquier aspecto de nuestra vida, desde tomar decisiones laborales a planificar nuestra familia. Todo se logra si tenemos una buena inteligencia emocional.
Si bien existen conceptos que son más complejos y profundos en relación a la IE, es preciso estudiar al menos los más básicos para comenzar. Para poder comprenderlos mejor, ten en cuenta las siguientes claves, que sin duda te ayudarán:
1 - Cuando pienses en estilos de personalidad o de personas, descarta las concepciones de “bueno” o “malo”. Las personas simplemete son diferentes, aunque pueda ser mejor o peor en cada situación o aspecto. Es algo bastante frecuente etiquetar a las personas con estos dos adjetivos contrarios. Busca características más allá de ellos.
2 - No relaciones lo distinto con lo complicado. Esta concepción errónea también es típica de la sociedad actual. Hacer algo diferente no tiene por qué ser siempre difícil o imposible. Sacarnos la costumbre o salir de la zona de confort a veces es más fácil de lo que pensamos. Si nunca has hecho algo, no lo desestimes, puede ayudarte sobremanera.
3 - Las personas tiene debilidades y fortalezas: Debes recordar que ambos aspectos están relacionados. Así es, se ha comprobado que una debilidad tiene una fortaleza asociada y viceversa. Un ejemplo práctico de entender es el de las personas no videntes, quienes desarrollan más su sentido del olfato, del tacto o del oído para suplantar su falencia. Tal vez no seas del todo bueno en un área, pero lo puedas compensar en otra.
4 - Todas las personalidades suman al equipo: No te asustes ante diferentes estilos de ver las cosas o de trabajar, cada uno aportará “su granito de arena”. Al igual que se decía antes, busca la fortaleza detrás de la debilidad de cada persona que forma parte de tu grupo. Quiénes se apoyan en los rasgos fuertes podrán hacerse cada vez más poderosos.
5 - Busca tus fortalezas: Este proceso es constante, no es algo que “sale” naturalmente, sino que es necesario trabajar en ello. Todos tenemos nuestras fortalezas, aunque muchas de ellas estén escondidas detrás de los miedos o las debilidades. Muchas veces no nos damos cuenta lo fuertes que somos hasta que no ocurre algo inesperado o traumático. No dejes que eso pase para conocerlas.
6 - No se puede ser efectivo si esperamos a que todos encuentren sus terrenos propios. Esto quiere decir que cada uno debe construir su futuro de la manera que considere adecuada, no podemos estar siempre velando por todo el mundo y descuidándonos de nosotros mismos. Podemos establecer un equilibrio para no ser egoístas ni tampoco olvidarnos por completo de nuestras prioridades.
7 - Preguntar sobre diferentes aspectos: Tal vez tu definición de “ganar” sea diferente de la de otros que te rodean. Si apuntas tus objetivos a tu único significado y no tienes en cuenta a los demás, entonces no podrás trabajar nunca en equipo. Y una de las virtudes de la inteligencia emocional es sacar el mayor provecho de las situaciones, pero también que sirva para el resto.
8 - No pongas tus metas personales por encima de las de los demás: Todo el equipo tiene el mismo derecho a hacer realidad sus sueños, aunque tu seas el jefe o el dueño del negocio. La misión y la visión de una empresa vela por las necesidades y deseos de todos los que la componen.
9 - Diferencia efectividad y eficiencia: La primera es hacer lo correcto y la segunda es hacerlo rápido. Cuando se trabaja con otras personas, casi nunca la efectividad es eficiente. Los mejores resultados son los que se obtienen gradualmente, tomándose el tiempo para que todo quede perfecto.
10 - Recuerda que el camino más largo a veces pueden ser los 45 cm que separan la cabeza del corazón.
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