Ya no soportaré más algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere.
No tengo paciencia para el cinismo, las críticas excesivas y exigencias de cualquier naturaleza. Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme.
Ya no dedicaré ni un minuto a quien me miente o quiere manipularme. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos. No tolero la erudición selectiva y la altivez académica.
No me mezclaré más con el gentío o la chusma. No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo diverso y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible.
En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar. Las exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los animales. Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no la merece…
Meryl Streep, texto adaptado por genial.guru
Hay ciertas etapas en nuestras vidas en las que fingir para ser aceptado socialmente comienza a carecer de sentido. Sonreír cuando no nos apetece, intentar caer bien a todo el mundo y procurar ser perfectos resulta bastante agotador, además de ser desesperante.
No todo está bien ni siempre estamos a gusto, pero parece que estamos obligados a ser personas alegres, felices y tolerantes con cualquier cosa en todo momento. Fingir es doloroso, ya es hora de nos demos cuenta.
No finjas más sonrisas
El hecho de que sean negativas no quiere decir que no sean sanas. Es decir, ¿no es normal sentir tristeza cuando te han roto el corazón o cuando un familiar enferma?
No hay nada más doloroso que intentar aparentar estar bien cuando algo nos está lastimando por dentro. Esto acaba volviéndose en nuestra contra, pues acabamos metiéndonos en una espiral que nos absorbe y nos aprieta el alma.
¿Sabías que ocho de cada diez personas que están tristes fingen estar bien?
Nuestras emociones acaban centrifugándose, por lo que terminan arrugadas y llenas de prejuicios. No nos damos cuenta de que nos están intoxicando y haciéndonos sentir débiles, pues no solo vivimos “engañando” a los demás, sino que también aparentamos estar bien ante el espejo.
Por esta razón, es necesario que nos deshagamos de la obligación de estar siempre perfectos y dispuestos y comencemos a mostrarnos tal y como somos. Pues, aunque sea posible engañar a lo demás, es imposible engañar a nuestra conciencia.
Aparentar ser lo que no somos nos acaba generando malestar y hasta dolencias como la depresión, la ansiedad, la fatiga, la lentitud, la desesperanza, la fatiga, el insomnio, la irritabilidad…
Debemos procurar ser auténticos y mostrarnos tal y como somos en cada momento; de la misma forma, es importante que nos permitamos cometer errores y que no nos avergoncemos de nuestro pasado.
Si afrontamos todo esto, lograremos tratarnos mejor y podremos reinventar nuestra vida. Porque ésta no nos exige ser perfectos, sino ser felices, y para poder conseguirlo tenemos que aceptar nuestras luces y nuestras sombras.
El aprendizaje más importante de nuestra vida es llegar a conocernos, aceptarnos y amarnos, aunque para ello tengamos que desaprender muchas cosas y a desprendernos de creencias y manipulaciones que nos han sometido durante tantos años…
Abre los ojos y atrévete a mirar tu vida sin anestesias…
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