“Lo más importante que he aprendido después de los 40 años
fue a decir no, cuando es no”
(Gabriel García Márquez)
¿Te cansaste de ser siempre diplomático y conciliador, de ser siempre complaciente con los demás por encima de tus prioriades y necesidades? ¿Has pensado alguna vez que si en un momento dado, fueras sincero y hablaras directamente de tus diferencias con alguien sin necesidad de alzar la voz o de enfadarte, te sentirías mejor?
¿Te cansaste de arreglar el ordenador del vecino, de ser siempre tú el que cuida a tus sobrinos, el que siempre va al médico con tu tía y el que siempre se sobrecarga de cosas y obligaciones, incluso cuando no te apetece, olvidándote de ti mismo?
¿Te cansaste de bailarle el agua a todo el mundo?
Decir un “no“, un “basta” o “eso no es así” puede liberarnos, reconfortarnos y hacernos sentir mejor con nosotros mismos. Y es que muchas veces por temor a una discusión, por timidez, porque creemos que nos van a tener en peor estima, no queremos decirlo.
Por evitar vivir una situación incómoda, vamos acumulando todo lo que no somos capaces de decir a la cara, siempre queriendo complacer. Y al final, lo único que conseguimos es hacernos daño a nosotros mismos, a nadie más.
¿Te cansaste de bailarle el agua a todo el mundo?
Por eso, a veces podemos empezar con pequeñas cosas, con pequeños gestos y aunque en ese momento seguro que alguien nos dice “pues tú no eras así“, “¡cómo has cambiado!“, tú contestarás sin miedo “He cambiado” y te quedarás tan a gusto.
Seguramente, esos primeros cambios marcarán un antes y después en tu interior. Te sentirás más respetado, más seguro de ti mismo y aprenderás a relacionarte con los demás de una forma positiva y sincera; y si alguien ya no te quiere, pues quizás nunca te quiso de verdad…
Debemos conseguir que nos respeten y respetar y eso no se logra hablando más alto o haciendo más ruido. Es una actitud que todos notarán, cuando hablemos con sinceridad mirando a los ojos, cuando seamos claros con los demás…
¿Y como podemos aprender a decir “NO”?
1. Empieza por pequeñas cosas. No des excusas tontas, eso al final se nota. Simplemente, dí que no te apetece, que estás cansado, que lo comprendes pero no puedes, que tú también tienes tus obligaciones.
2. Si no estás seguro, piensa bien primero como lo vas a hacer. Puedes ponerte frente al espejo y ver tu lenguaje tanto verbal como no verbal. Mira si tu discurso es sensato y razonable.
3. No temas, es normal que te sientas incómodo y ansioso en el momento de tu “no”, pero dicen que “la caridad bien entendida empieza por uno mismo”. Decir “NO” es quererse a uno mismo.
4. Pierde el miedo a que digan los demás. El primero que se tiene que sentir satisfecho consigo mismo eres tú.
5. No tienes necesidad de dar tantas explicaciones. Si lo haces así empiezas a entrar en tu espiral de “que corte, como se lo digo…” y volvemos a lo mismo.
6. Aprende que si una persona te quiere y te aprecia de verdad no va a dejar de hacerlo porque le digas un “NO”, tú también tienes derecho a descansar y a mirar por ti mismo. Revisa tu autoestima.
7. Aprende a no sentirte culpable por decir “NO”. Eso es un trabajo interior que puedes hacer poquito a poco.
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