“Hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio”
-Mario Benedetti-
¿Que se esconde detrás del silencio? Confusiones, verdades, juegos de palabras, ilusiones, sueños, mentiras, secretos, inquietudes, miedos, excusas, imaginación o quizás…nada importante.
Todo lo que nuestra mente es capaz de pensar y no se dice es todo aquello que callamos.
Recordemos que pasan aproximadamente 70.000 pensamientos al día y que, entre toda esa maraña de información, seleccionamos aquellos que son más relevantes para nosotros.
Es esa capacidad increíble de nuestra mente la que nos hace crear grandes historias y la que también nos hace vulnerables.
¿Qué pensamientos escogemos? o mejor dicho ¿son todos verdaderamente relevantes?
El silencio y los pensamientos
Cuando pensamos, la mayoría de las veces a nivel exterior nos encontramos en silencio, aunque internamente no tengamos un ruido continuo procedente de nuestros pensamientos.
Entre ellos están los pensamientos automáticos que son aquellos que utilizamos para interpretar y explicar de una manera rápida las situaciones de nuestro día a día.
Son esas frases que provienen de nuestra voz interior y que nos dan una explicación acerca de lo que ocurre en nuestro entorno, aquello que interpretamos de los actos de los demás e incluso de cómo se supone que somos.
Son aquellas frases que se nos vienen a la cabeza rápidamente y que, en la mayoría de ocasiones, no nos planteamos si realmente tienen fundamento verdadero o, si por el contrario, se tratan simplemente de especulaciones de las cuales no tenemos suficientes datos y que se apoyan solamente en “humo”.
Pudiera parecer que son menos elaborados, pero realmente provienen de nuestra visión del mundo más profunda: los esquemas de base.
Los esquemas son las creencias y reglas a través de las cuales establecemos los valores que nos vamos formando a lo largo de la vida.
Se forman con nuestras experiencias en la vida. En ellos, se sustenta todo lo que pensamos acerca de lo que vemos con la educación que recibimos.
¿Cómo interpretamos el silencio de los demás?
Añadiendo nuestras propias especulaciones e hipótesis, en definitiva, nuestros propios pensamientos.
Somos seres acostumbrados a explicarlo todo pues la incertidumbre, aquello que se nos escapa del control, no nos gusta.
Aunque sólo seamos capaces de ver un diez por ciento de la realidad, “rellenamos” ese vacío con nuestra propia explicación basada en como “debería” de ser el mundo.
No somos lectores de mentes, ni siquiera los psicólogos lo somos.
Nos basamos en datos que puedan confirmar que aquello que pensamos se ajusta a la realidad o si, por el contrario, se trata de creencias irracionales que hacen que nos sintamos mal o que acusemos a otros de la intención que supuestamente tienen.
Manejar el silencio es más difícil
que manejar la palabra
Lo mejor es que sea esa persona la que nos comunique qué le ocurre, pero siempre respetando su derecho a que algunos de sus pensamientos no quiera comunicarlos. Tenemos derecho a la intimidad
Pero también ocultar información relevante para otra persona (aunque sea por miedo) afecta a la libre elección de la persona implicada y es una forma de hacer daño. Una infidelidad por ejemplo.
En el caso de que tu seas la persona que quiere guardar silencio, asegúrate de que no esconde una información que afecta a la otra persona. Es decir, que hay cosas que tenemos que contar aunque nos cueste trabajo pues tienen relación directa con personas que estimamos y tales secretos pueden estar coartando su propia libertad.
Si tarde o temprano esa información se conoce por terceras personas o por circunstancias de la vida el golpe y el problema en una relación será mucho peor.
Las palabras tienen una capacidad increíble,
pero el silencio también
Tampoco podemos tomarlo como una prueba de verdad. Al fin y al cabo, somos intérpretes de la realidad. De nuestra realidad. Que no es igual a la de los otros.
Sí, el silencio puede doler y mucho. Pero también puede no esconder nada importante, tan sólo imaginación. Y eso es infinito.
Oye, hijo mío, el silencio.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
donde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo.-F.G.Lorca-
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