“Jamás desesperes, aun estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante”
-Proverbio Chino-
Todos, en algún momento, hemos sentido cómo la angustia se apoderaba de nosotros. Una sensación de desasosiego que no nos abandona y nos imposibilita para hacer ciertas cosas.
La angustia es una emoción que, si dura demasiado tiempo, nos puede llegar a provocar malestar, hundiéndonos y causándonos una profunda tristeza. Así, deprimidos, nos sumimos aún más en la sensación de desaliento, lamento y queja.
Dar el paso para salir de esta angustia que nos limita, será muy importante si queremos evitar que ella modifique nuestra vida. Pues, aunque no nos demos cuenta, la angustia cambia muchas cosas de nosotros de las que no somos conscientes.
Tu visión se vuelve pesimista
Puedes ser la persona más optimista del mundo, pero cuando la angustia te atrapa, la negatividad y el pesimismo se apoderan de tu visión. De repente, todo se ve negro, sin esperanzas y te sumes en un círculo de miedo y enfado del que te resultará muy difícil salir.
La angustia tiene el poder de nublar tu visión, de hacer que todo sea aún peor de lo que ya es. Tu vida se ve condicionada por lo que sientes, por eso la angustia provocará que todo salga mal.
Para luchar contra esto, debes hacer un gran esfuerzo por ser positivo, por cambiar esa visión que la angustia ha provocado que se apodere de ti. Esfuérzate por ver el lado bueno de las cosas, mientras saltas todos esos baches que la angustia se empeña en poner en tu camino.
Si ves las cosas de forma positiva, ahuyentarás la negatividad que te ronda
¿Escuchas y hablas igual?
Cuando la angustia ha cambiado tu forma de ver las cosas provoca que tu manera de escuchar y hablar también se vean modificadas. Esto es algo apenas perceptible, que no notamos, pero que hace el efecto que la angustia desea en nosotros.
De repente, todo lo que escuchas es interpretado de una manera que quizás no sea la adecuada. Tu diálogo interno no cesa de ser negativo y brindarte palabras de desánimo tales como “nadie te valora”, “no le importas a nadie”, “estás solo”, “nadie te comprende”.
Solo con esto, tu mundo se viene encima, dejas de valorarte como persona y el pesimismo se apodera de ti.
En consecuencia, todo lo que verbalizamos también cambia. La inseguridad y el miedo se manifestarán en nuestras palabras y empezaremos a emitir frases tales como “es lo que hay”, “no puedo hacer nada”, “es lo que me ha tocado vivir”, entre muchas otras.
Para cambiar esto, es muy importante empezar a hablarnos a nosotros mismos en positivo.
Céntrate en lo bueno y deja de lado la negatividad que te aborda
Tu salud y tu futuro se ven afectados
La angustia no es solo una cuestión mental, pues si no le ponemos solución puede empezar a manifestarse en nuestro cuerpo de muchas formas diferentes.
Un dolor de cabeza, de espalda, temblores sin explicación o el insomnio, pueden ser mensajes que nos lanza nuestro cuerpo de que algo no va bien.
Pero esto no lo es todo. Si después de todas estas fases aún no le hemos parado los pies a la angustia, probablemente nuestro futuro empiece a verse comprometido.
La angustia puede llegar a paralizarnos de tal forma que limita todo aquello que queramos realizar, incluso nuestras relaciones sociales se verán afectadas. Pues, de repente, no nos sentiremos animados para relacionarnos con los demás, no nos encontraremos bien y empezaremos a no rendir tan bien como antes en nuestro trabajo…
“La mente tiene su propio lugar, y en sí misma puede convertir el infierno en cielo, o el cielo en infierno”
-John Milton-
¡No ignores la angustia! Es un estado pasajero que empieza a volverse grave si se queda más de lo necesario con nosotros. Pero, ahora, ya sabes la solución. Una mente positiva siempre podrá contra toda la negatividad que la angustia se empeñe en mostrar. Aprende a transformar la angustia en algo nuevo que aprender.
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