La avaricia, la envidia, la soberbia, la insolidaridad… todos ellos se pueden considerar como pecados terribles, pero no hay uno más grande que el de no ser feliz. La vida es muy corta para pasar de puntillas por ella, sufriendo, con quejas y siendo desgraciados.
De ti depende lo que hagas con el tiempo que se te ha concedido. Ahora, piensa bien si quieres que los años que vas a disfrutar en este mundo, sean una bonita historia de superación, amor y amistad, o un mar de lágrimas y sufrimiento constante.
No puedes ser feliz siempre, pero casi
No deseo ser cínico, pero tampoco inocente. Tal vez no puedas ser feliz a todas horas del día, porque siempre ocurren cosas a nuestro alrededor que perturban la tranquilidad, el clima y la vida en general. Eso es evidente.
Sin embargo, si te puedo proponer que hagas un balance.
En este caso, el ejercicio consiste en una mirada hacia tu pasado. Observa con detenimiento todos los años de tu vida, desde que tienes conciencia, hasta este mismo instante. ¿Qué es lo que ves?
Son muchas las apreciaciones que podrás hacer cuando hagas un balance bien ponderado sobre tu vida. Sin embargo, si el resultado final es que, pese a los momentos malos y duros, las desgracias y pesadumbres, e incluso las complicaciones y retos, has sido feliz, no estarás cometiendo el pecado de no aprovechar tus horas en este mundo.
Pero, si al hacer un balance de tu existencia, observas que las desgracias te pesan como un plomo colgado del cuello, no eres capaz de levantar cabeza, te cuesta mirar hacia el futuro con esperanza y tu vida es un mar de lágrimas del que no sabes como salir, estás cometiendo un grave pecado, puesto que no eres feliz.
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¿La felicidad está sobrevalorada?
Hay quien piensa que la felicidad está sobrevalorada. Tal vez tenga razón. Otros dicen que es imposible alcanzarla, y puede ser que esto sea cierto. También están los que opinan que es un concepto que nos inventamos para tratar de justificar nuestro paso por el mundo. No seré yo quien lo niegue.
Pese a todo tipo de estudios y proclamas sesudas, sí que he aprendido una cosa en la vida. Y es que cuando estoy enamorado, con un trabajo que me gusta, y rodeado de las gentes que más me importan en la vida, soy feliz. Me siento enorme, con una sensación de pertenencia, de estar donde quiero estar, de ser una persona querida, valorada y única. ¿Eso es felicidad?
Tal vez no tenga la respuesta. Es posible que muchos piensen que no soy una persona feliz. Sin embargo, aunque esa pueda no ser la palabra adecuada, sí que es el sentimiento acertado. Porque me encuentro bien con quien soy, lo que hago y lo que tengo.
¿Cómo llegar a ser feliz?
Solo conozco una forma de ser feliz, y es siendo uno mismo. Pero, para explotar tu personalidad y forma de ser, no vale con quedarse en la superficie. El caprichoso, el envidioso, el difamador… se justifican en que ellos son así, y nadie les va a cambiar, pero andan muy desencaminados.
“Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.”
-Pablo Neruda-
Una persona solo puede ser ella misma cuando se conoce de forma íntima. En lo más profundo del corazón de cada uno está nuestra única e inmutable verdad, nuestra personalidad real. Esa que guarda celosamente los sueños y anhelos del alma.
En lo más profundo de nuestro ser, radica la verdadera búsqueda de la felicidad. Por que tu corazón no te miente, y él te dirá con quien quieres estar y con quien no, qué trabajo deseas, y cuál aborreces, qué pareja te complementa, y quién está contigo por interés. Encuéntrales y ver a por ellos.
No esperes más, porque cada día que pasa, es un tiempo precioso que pierdes. No cometas el pecado de no ser feliz, ni permitas que la tristeza se apodere de tu alma y de tu ser. Tú te mereces lo mejor, y solo tú eres dueño de tu presente y futuro. Agárralo bien fuerte y comienza a ser quien de verdad eres.
lamenteesmaravillosa.com