Volver a ilusionarnos
La ilusión es la “chispa de la vida”, sin ella, la vida pierde color, todo se vuelve monótono, apagado y nada tiene sentido. Recuperar la ilusión o volver a ilusionarnos conlleva buscarla, y salir del momento apático en el que vivimos.
La ilusión, hace que cada momento de la vida sea especial y único, además vivir con ilusión nos permite adelantar el momento deseado, ya que la ilusión nos motiva a visualizar, a proyectar y desear lo que queremos vivir, de manera que lo disfrutamos antes de que llegue.
“No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión el mundo que sería?”
-Ramón de Campoamor-
¿Dónde habita la ilusión?
La ilusión habita en aquellos instantes de la vida que nos acercan a nuestros proyectos. Se trata de desear conseguir algo, y poner toda nuestra energía en conseguirlo. La ilusión es ese sentimiento interno que nos hace disfrutar antes de que nuestro deseo se haya cumplido. Podemos potenciar la “chispa de la vida”, si nos proponemos hacerlo cada día.
La Ilusión habita en nuestro interior y en la forma en la que hacemos las cosas. Podemos vivir nuestro día a día, de forma monótona, sin ganas, rutinariamente, en automático, es decir, sin ilusión por vivir.
Pero también podemos proponernos vivir cada instante, como si fuera único, poniéndole todas nuestras ganas, nuestra alegría, toda la ilusión, porque sabemos que estamos más cerca de conseguir aquello que queremos conseguir.
Podríamos decir, que la ilusión habita en tener metas, deseos y proyectos realistas y alcanzables, de forma, que viviremos cada instante intensamente, con la ilusión de conseguirlo, disfrutándolo desde el principio.
La ilusión de los niños
¿Recuerdas cuando eras niño/a? La infancia está relacionada con la ilusión, y esto no es una casualidad. En la infancia, creemos que todo es posible, nos ilusionamos cuando nos cuentan un plan que vamos a hacer, cuando va a venir una amiga a casa, cuando escribimos la carta de los Reyes Magos, etc…
La ilusión permite a los más pequeños vivir intensamente cada momento de su inocente infancia. Cuando nos hacemos adultos, descubrimos que no todo es posible, y que las cosas no son como queremos que sean, y esto hace que la ilusión se pierda, se disipa entre decepciones, problemas, frustraciones y sufrimientos.
“Mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones.”
-José Narosky-
La ilusión perdida
Desde que somos adultos, descubrimos la vida real, y que ésta no es tan justa como creíamos de pequeños. Corremos el riesgo, de perder la ilusión de la infancia, y con ella perdemos la capacidad de disfrutar de cada momento, ya que no tenemos confianza en que podamos conseguir nuestros proyectos y deseos.
Viviremos entonces, con el sabor agridulce de las decepciones y los problemas, por lo que perdemos toda esperanza de que pueda haber algo más. Nuestra ilusión se ha perdido entre la desgana y la decepción…
La vida con ilusión
Sin embargo, la vida tiene mucho que ofrecernos y sorprendernos aún, sólo nos hace falta creer en ello, y para ello, es necesario ilusionarse por pequeñas cosas de la vida cotidiana. Si volvemos a recuperar los deseos, los proyectos, y los sueños en pequeñas cosas de la vida, sin ninguna duda, volver a ilusionarnos no será complicado.
La vida, con ilusión, es una vida llena de buenos momentos, pequeños instantes que merece la pena vivir, porque nos llenan de satisfacción y felicidad, aunque haya otros momentos menos felices.
Al vivir con ilusión, la vida se convierte en la suma de pequeños momentos que nos acercan a momentos deseados, y que incluso los malos momentos, son necesarios para avanzar por una vida que merezca la pena, es decir, la que estamos proyectando en cada momento.
“Mientras que el corazón tiene deseo, la imaginación conserva ilusiones.”
-Francoise René Chateaubriand-
Recuperar la ilusión
Para recuperar la ilusión te propongo una serie de pasos:
- Desea mucho un proyecto, un sueño, un propósito que de sentido a tu vida.
- Cada mañana recuerda que merece la pena vivir el día de hoy, porque cada vez te acercas más al proyecto que quieres conseguir en tu vida.
- Vive cada instante con la misma ilusión que cuando eras niño, expresándolo a quienes te rodean, sacándole la parte buena de lo que vives hoy, aprendiendo, disfrutando y sintiéndote en el camino de conseguir lo que te propones.
- Agradece a la vida cada instante, bueno o malo, porque todos nos hacen aprender y mejorar en la vida, y esto también forma parte de la vida que estás deseando vivir, ya que para llegar a dónde te propones, también tienes que crecer y aprender para poder conseguirlo.
- Ilusiónate, emociónate, sorpréndete por todo lo que te ocurre, la vida sigue siendo tan mágica como cuando eras pequeño, sólo tienes que querer que sea así y sentirlo, y entonces recuperarás la ilusión de la infancia, con la madurez del adulto.
lamenteesmaravillosa.com