Muchas son las propiedades de los frutos secos para el organismo.
Algunas de las más destacadas son:
Ayudan a reducir los niveles de colesterol “malo” y aumentar el “bueno”,
gracias a su contenido en grasas saludables también llamadas “insaturadas”,
así como también porque contienen ácidos grasos oleicos y linoleicos y los tan
populares Omega 3. Todas estas equilibran los niveles de colesterol en sangre
y se convierten, por consecuencia, en protectores del sistema cardiovascular, reduciendo el riesgo de padecer ataques al corazón.
Debido a que los frutos secos tienen antioxidantes (como ser las
vitaminas C y E), son fundamentales para combatir a los radicales libres, esas
sustancias que son responsables por la formación de enfermedades degenerativas y el envejecimiento prematuro.
Son excelentes para disminuir el estrés, la fatiga y el síndrome
premenstrual, debido a sus aportes en ácido fólico, muy bueno a su vez para aumentar las defensas en el organismo.
Por último, los frutos secos ofrecen fibra, poca grasa saturada y mucha
insaturada, proteína vegetal, proteínas y sustancias bioactivas como los flavonoides. Aportan
también minerales, potasio, calcio, fósforo, hierro, zinc, entre otros.
Es recomendable consumir los frutos secos sin salar, ni freír ni tostar, es
decir, crudos como “salen” de la cáscara. En lo posible, no rehogarlos con
manteca y si esto ocurre, no añadir a la preparación en caliente azúcar, sal o colorantes y conservantes.
¿Cuáles son los cinco mejores frutos secos?
Aquí tienes la lista con los mejores frutos secos que
debes consumir todas las veces que quieras y puedas:
Nueces: es también llamado “super alimento” porque contiene
ácidos grasos Omega 3, cuyas propiedades más destacadas son
mejorar los niveles de colesterol, no permitir el aumento de peso,
proteger el corazón, disminuir la degradación de los huesos, entre otras.
Puedes consumirlas nueces crudas, en masas o pastelería, salteadas en ensaladas o arroz, etc.
Almendras: si consumes 23 almendras tendrás la tercera parte de la
vitamina E que tu cuerpo precisa. Además, las almendras te protegen de los
radicales libres y absorben grasas. Las puedes consumir
en recetas dulces o saladas, ya sea espolvoreadas, procesadas, como leche, como relleno, para salsas, como mantequilla y mucho más.
Pistachos: sirven para saciar el hambre voraz que nos puede atacar antes de la cena,
por ejemplo. Contienen nutrientes benéficos porque sirven para
reducir los riesgos de padecer degeneración muscular por
la edad, principal causa de la ceguera en los ancianos.
Puedes consumir pistachos en la ensalada o solos, crudos, asados o salteados.
Avellanas: contienen ácido fólico, que previene enfermedades del
corazón y degenerativas, como el Alzheimer. A su vez,
sirve para relajar la sangre y los vasos sanguíneos, sacian mucho el hambre
y se pueden consumir molidas, como relleno de pastas, picadas, crudas, etc.
Maníes: si bien pertenecen al sector de las legumbres,
muchos los conocen como frutos secos. Contienen
mucho folato, que ayuda en el desarrollo del cerebro y protege del
deterioro cognitivo. Son recomendadas en las mujeres
embarazadas y en los vegetarianos, por contener ácido fólico, vitamina E y grasas saludables.
¿Qué frutos secos no se aconsejan?
Esto no quiere decir que sean “malignos”, pero
no aportan demasiado en relación a sus desventajas. Son tres principales:
Piñones: causan molestias estomacales y gastrointestinales,
pero ofrecen una gran cantidad de proteínas (31 gramos cada 100 gramos de piñones).
Castañas: su contenido calórico es muy bajo (alrededor de 200
calorías por cada 100 gramos), son muy ricas en
azúcares y demasiado pobres en proteínas y grasas saludables.
Semillas de girasol: también llamadas “pipas”. No son buenas porque
se venden con mucha sal añadida y esto no es sano. Cuando están crudas y sin sal, no tienen demasiado sabor.
|