Prepárate para un profundo viaje a lo más íntimo de tu personalidad a través de tus rasgos faciales. A continuación te propongo un recorrido por la morfopsicología, la ciencia que estudia el carácter a través de la observación del rostro.
Se dice popularmente que el rostro es el espejo del alma. No cabe duda de que esa frase es muy acertada. Los sabios de la antigüedad lo dedujeron con muchos menos medios que los actuales. Actualmente, la propia ciencia ha sido capaz de desvelar qué escondemos bajo la mirada, la sonrisa o la lágrima.
¿Qué es la morfopsicología?
La morfopsicología es una ciencia que estudia el carácter a través de la observación de los diferentes elementos que componen el rostro. Entre sus cometidos se encuentra el descubrimiento de actitudes y aptitudes humanas, la compresión de los individuos y una forma de conocer la personalidad.
La morfopsicología reúne tres campos científicos de gran importancia, abarcando para sus estudios la psicología, la fisiología y la biología propia de los seres humanos.
Es decir, que un estudioso de la morfopsicología, con la observación paciente y continuada de los rasgos faciales, puede saber mucho de las necesidades y anhelos de otra persona.
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La morfopsicología en la cultura actual
Pese a no ser una ciencia muy extendida, hecho incompresible dada su gran utilidad para conocer a otras personas y a nosotros mismos, sí que hay algún ejemplo interesante dentro de la cultura popular.
Hablamos de una serie norteamericana, que gozó de cierto éxito en nuestro país: “Miénteme” (“Lie to me”). Fue protagonizada por el actor norteamericano Tim Roth y se centraba en un grupo de investigación criminal. Este peculiar departamento tenía el cometido de resolver los casos en los que determinar si dentro de los testimonios, del culpable o de los testigos, había verdades o mentiras.
Gracias a las reacciones de los interrogados, podían saber si una persona mentía o decía la verdad. Lo curioso del caso es que el acusado hacía ciertas muecas con su rostro que para el equipo de investigación guardaban una correspondencia con la verdad o la mentira. Además, solían poner fotos de personajes conocidos realizando gestos parecidos mientras contaban un hecho o una interpretación de los mismos que luego había demostrado ser mentira.
Es evidente que la morfopsicología es una ciencia de gran utilidad, pues supone un excelente medio para conocer las motivaciones, personalidad o necesidades del individuo, incluidos nosotros mismos.
En qué se basa la morfopsicología
La morfopsicología basa su estudio en diferentes partes y actitudes que se observan en nuestro rostro, que van desde el esqueleto hasta los sentidos:
- El propio esqueleto es el marco que ofrece la información de nuestro rostro. Aquí se puede obtener un primer indicio sobre la potencia expresiva de una persona y si está activada.
- El tono es el combustible que mueve que le da potencia al rostro. Si hay exceso de tono o defecto, definirá el estado en que nos encontramos.
- Otro rasgo distintivo es el modelado del rostro, que indica la capacidad y nivel de adaptación de una persona en concreto. Gracias a él se pueden reconocer algunas de sus actitudes.
- Los sentidos informan de la personalidad del sujeto. Los ojos, boca o nariz pueden mostrar personas tímidas, extrovertidas, descontroladas, etc.
“Aquel cuyo rostro no irradia luz nunca será estrella.”Compartir
El estudio de las tres zonas del rostro
La morfopsicología estudia tres zonas concretas del rostro en las que se obtiene la información. Para ello, las diferencian en tres “cerebros”, que son el reptil o instintivo, el emocional y el moderno:
- La zona baja del rostro sería el cerebro reptil. Aquí se ubican la boca, el mentón y la mandíbula. En él se pueden comprobar los instintos primarios del sujeto y su afán por realizarse, puesto que está vinculado al sistema nervioso endocrino.
- En la zona media encontramos los pómulos, ojos y la nariz. Se corresponde con el sistema límbico y vegetativo, donde se encuentran las emociones, por lo que está relacionada con los afectos.
- La zona superior es la frente, en la que encontramos la caja craniana, y confiere todo tipo de información sobre la mentalidad y procesos de pensamiento del individuo.
En definitiva, son tres zonas que representan a las funciones digestivas, respiratorias y mentales, por lo que entroncan con las inteligencias concretas, relacionales y abstractas.
Es decir, la morfopsicología es el estudio de la cara, reflejo del alma, pues a través de nuestro rostro mostramos la alegría, la necesidad, la ilusión o la tristeza. Dibujamos cada emoción sin tener conciencia de ello, por lo que podemos considerar al rostro como el lienzo sobre el que pintamos a nuestra personalidad emocional.
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