La vida es demasiado corta para tener el trabajo equivocado, para invertir tiempo y esfuerzos en algo que lejos de aportarnos bienestar e identidad social, nos conduce a una clara infelicidad o a sufrir estados de ansiedad y frustración.
Todos sabemos lo complejo que resulta actualmente disponer del “trabajo ideal”: ese que nos identifica y para el cual nos hemos formado. De hecho, en la mayoría de los casos nos conformamos ya con tener “un trabajo”, el que sea, porque la en la actualidad, los modelos sociales y económicos han cambiado hasta tal punto de que la demanda de empleo no se corresponde en absoluto con la oferta.
Si conseguimos dedicar nuestra vida a aquello que nos gusta, ganaremos en energía y en vitalidad: no existe mayor sensación de plenitud que la de ganarnos la vida con aquello que nos apasiona.Compartir
Es muy posible que muchos de nosotros tengamos ahora un trabajo equivocado que aunque nos permita sobrevivir, nos sume en una sensación de apatía y desesperanza que merece la pena enfrentar de alguna forma.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.
La experiencia de vivir con el trabajo equivocado
Muchos de nosotros podemos acumular un trabajo equivocado tras otro, hasta que al final damos con ese empleo que nos identifica y que nos hace felices. Ahora bien, lo más complicado será invertir todo nuestro ciclo laboral en una tarea o actividades, que lejos de hacernos crecer como personas, nos ocasiona una gran frustración.
Ahora bien, según un estudio llevado a cabo por la “Universidad de Rodhe Island” en Estados Unidos, las personas podemos tener un empleo que a pesar de no ser el nuestro, aquel para el cual nos hemos formado, nos hace sentir bien con nosotros mismos: satisfechos. La satisfacción en el trabajo se nota en el rendimiento y en nuestra calidad de vida.
Consecuencias de tener un trabajo que no nos identifica
- La sensación de no estar contribuyendo en nada, ni para el propio entorno laboral, ni para la sociedad y aún menos para nosotros mismos.
- Un trabajo equivocado nos genera frustración, estrés y una baja calidad de vida que repercute también en nuestras relaciones personales.
- Sensación de estar estancados, de no avanzar hacia ninguna dirección.
- Falta de reconocimiento de los propios agentes laborales: no hay apoyo organizacional hacia la tarea que desempeñamos.
- Podemos experimentar una bajada de nuestra autoestima al ver que grandes esfuerzos producen pocos resultados, y además, negativos. Tanto a nivel económico como personal.
La unión entre capacidad y vocación para encontrar nuestro trabajo ideal
Sabemos que no es fácil encontrar el trabajo de nuestra vida, o al menos, uno que nos haga sentirnos bien, satisfechos con nosotros mismos y con lo que aportamos a la sociedad. De algún modo, todos estamos obligados a adaptarnos a un entorno cambiante, o al menos, a ofrecer algo novedoso que acabe siendo demandado por el entorno.
No es algo fácil de conseguir, lo sabemos, y por ello, valdría la pena reflexionar sobre estos interesantes aspectos que el educador y profesor Sir Ken Robinson, nos ha dejado en su interesante libro “El elemento”
“El elemento” no es más que ese punto en el que confluye todo aquello que se nos da bien y que nos gusta hacer. Así, el entorno de este lugar es el más indicado para buscar un trabajo que nos reconforte.
Si no aprendes a equivocarte nunca se te ocurrirá algo original
Acumular un trabajo equivocado tras otro tiene su aspecto positivo: logras descubrir cuál es tu límite, lo que estás dispuesto a aceptar y lo que no.
Otro aspecto a tener en cuenta es que debemos aceptar tanto nuestros errores como nuestras limitaciones. Son una invitación al cambio, el pie aprovechar de forma más realista y creativa nuestras facultades.
La creatividad es inteligencia aplicada
Ser creativos -en el mundo laboral- supone ofrecer un producto diferente y de gran valor que pueda servir a otros. Ahora bien, hay que tener en cuenta que para ser creativos es necesario mantenernos activos, ser muy receptivos al ambiente, reflexivos y conectar con nosotros mismos y todo lo que nos rodea.
Lo que determina tu vida no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te ocurre
Hay quien al ser despedido se queda “atascado”, sin saber cómo reaccionar o qué dirección tomar. Ahora bien, el modo en que reaccionemos ante este tipo de situaciones es lo que determinará nuestro rumbo.
Puedes tener suerte en un momento dado, no cabe duda, pero la suerte puntual debe ser aprovechada, al igual que esos instantes de adversidad. Lejos de quedarnos quietos, hay que estimular la intuición, la oportunidad, reformular ideas, perspectivas e incluso valores.
Lo extraordinario sucede cuando salimos de la rutina, ese instante en que por fin reconsideramos nuestra trayectoria y recuperamos las pasiones que nos identifican y que pueden conducirnos hacia nuevos horizontes.lamenteesmaravillosa.com