¿Qué son los baños de contraste?
Los baños de contraste son una técnica basada en el uso de agua caliente y fría, de forma alterna, que se utiliza para el tratamiento de las extremidades aunque también se pueden usar para el resto del cuerpo.
¿Qué necesitamos para poner en práctica los baños de contraste?
Para realizar este tipo de baños necesitamos dos recipientes que contengan agua a diferente temperatura.
Uno de ellos tendrá el agua caliente, entre 38 y 44º C, y otro el agua fría, entre 10 y 20º C.
¿Cómo los realizamos?
- Se iniciarán los baños de contraste sumergiendo la extremidad que vamos a tratar en el recipiente con agua caliente.
- Mantendremos la extremidad en el agua caliente de 5 a 7 minutos y cambiaremos al agua fría durante 1 a 3 minutos.
- Iremos alternando agua caliente con agua fría por espacio de 30 minutos y terminaremos con un baño de agua caliente, aunque también hay quien aconseja terminar con un baño de agua fría.
¿Qué se consigue con los baños de contraste?
Con los baños de contraste se consigue provocar, sucesivamente, una vasoconstricción y vasodilatación cutánea consiguiendo con ello una estimulación de la circulación local en la extremidad que está recibiendo el tratamiento.
Con esta estimulación de la circulación se consigue una mejor recuperación de las zonas dañadas pues acuden a ella todos los nutrientes y fibras necesarias para que se regenere mejor y también una mejor evacuación de los desechos provocados por la lesión.
Indicaciones
Los baños de contraste están indicados para el tratamiento de las siguientes lesiones:
- Distrofia simpático refleja.
- Inflamación en artritis de articulaciones periféricas.
- Esguinces.
- Pies y manos fríos, cansados e hinchados
- Estiramientos musculares.
- Reducción de edemas, etc.
Cuando no es aconsejable el uso de los baños de contraste
Sin lugar a dudas el especialista nos indicará si en nuestro caso es o no conveniente el uso de los baños de contraste, pues hay algunos casos en los que su uso no está aconsejado.
Están contraindicados en casos de úlceras venosas, flebitis, tromboflebitis y cualquier otro problema de circulación.
También están contraindicados en las microangiopatía secundarias a la diabetes y en la hipersensibilidad al frío.