La ansiedad y el estrés, nuestros peores enemigos
Pensar en cómo pagar la hipoteca, en qué vamos a hacer de cena, en recoger a los niños del colegio, en felicitar a tu amigo porque es su cumpleaños, en entregar a tiempo un informe en el trabajo, en que llegas tarde a una reunión por un atasco… Este es el día a día de cualquiera de nosotros. En su transcurso no nos damos cuenta de que el estrés y la ansiedad que producen todas nuestras preocupaciones son los peores enemigos para nuestro cuerpo y nuestra mente.
El estrés es el proceso que llevamos a cabo cuando percibimos una situación o acontecimiento como amenazante o desbordante respecto a nuestros recursos. En muchas ocasiones esas situaciones se relacionan con cambios que hacen necesario un sobre-esfuerzo y ponen en peligro el bienestar personal.
“Elimina de tu vida todo aquello que te cause estrés y te quite la sonrisa.”
-Paulo Coelho-
La ansiedad, sin embargo, es una reacción de activación natural que ya no depende de un hecho concreto, sino que se produce a pesar de haber desaparecido el acontecimiento perturbador. En este sentido seguimos sintiendo pánico o una sensación negativa en relación a nuestro trabajo, nuestra relación de pareja o al hecho que haya sido el desencadenante. La ansiedad se instala a causa de un estrés excesivo y permanece mucho tiempo produciendo diversas sensaciones y efectos negativos en la salud.
El estrés y las emociones
Según un estudio llevado a cabo por Neurocientíficos de la Universidad de Nueva York, las terapias para trastornos emocionales como el temor o la ansiedad pueden verse limitadas por el estrés, aunque este sea moderado. Elizabeth Phelps, autora principal del estudio, explicó que los científicos han sospechado durante bastante tiempo que el estrés puede mermar la capacidad para controlar las emociones.
En los tratamientos de trastornos emocionales a veces los terapeutas utilizan técnicas de reestructuración cognitiva que ayudan a los pacientes a pensar y actuar de otra forma, para, de esa manera, modificar su respuesta emocional. El experimento de la Universidad de Nueva York, consistió en estudiar si esas técnicas funcionaban en la vida real bajo el estrés cotidiano.
Para ello los investigadores crearon un temor entre los participantes mostrándoles imágenes de serpientes o arañas, algunas de ellas acompañadas de un choque eléctrico suave y otras no. De esta forma se condicionaba a los pacientes para que sintieran temor ante esas imágenes. A continuación, se enseñó a los participantes técnicas para disminuir el temor causado por el experimento.
Al día siguiente, los participantes se dividieron en dos grupos, los del estrés y los del control. Los participantes del grupo de estrés sumergieron sus manos en agua helada por tres minutos y los del grupo de control en agua tibia. Se midieron entonces los niveles de cortisol en la saliva de todos los participantes.
Para interpretar esta última anotación debemos saber que el cortisol se produce en respuesta al estrés y los participantes estresados mostraron niveles más altos que los del grupo de control. Además, cuando se mostraron de nuevo las imágenes de serpientes y arañas, el grupo de control mostró una respuesta de miedo menor.
Cómo reducir el estrés y la ansiedad
Todos tenemos estrés en nuestro día a día, corremos de un lado para otro, nos cansamos, llegamos tarde, pero lo importante es evitar que ese estrés perdure y pueda derivar en algo más serio como. A continuación, te proponemos algunas técnicas para poder gestionar y reducir el estrés y la ansiedad, para que nuestra salud se vea favorecida:
- Haz deporte. Uno de los principales consejos que se da siempre para reducir el estrés es hacer deporte. No se trata de hacer horas y horas de gimnasio, sino de movernos, caminar deprisa, salir a correr, ir al campo a andar. Piensa en lo que te resulta agradable y hazlo. El ejercicio físico libera endorfinas, la llamada “hormona de la felicidad” que te hará sentir mejor y liberar el estrés.
- Gestiona tu tiempo. Todos tenemos muchas tareas que hacer a lo largo de la semana, pero el hecho de no establecer un momento concreto para cada una, nos hace sentirnos al final del día como si no hubiéramos hecho nada. Se trata de establecer un planing semanal y organizar cada tarea con el tiempo que vamos a dedicar a ella, respetando que en ese tiempo no haya interrupciones del móvil con mensajes, de llamadas, etc. Puede haber urgencias imprevistas que atender, pero no todos los días.
- Aprende a decir que no. A veces nos da mucho miedo decir que no, para evitar que otra persona se sienta mal o por miedo a su reacción, pero al final nos perjudicamos a nosotros mismos y acabamos haciendo cosas que no queremos. Intenta aprender a decir que no a aquellas tareas que te quitan tiempo y no te aportan nada. No temas porque lo normal es que los demás nos entiendan y respetan nuestras decisiones.
- Prioriza. Otro de los errores que cometemos en el día a día es el no priorizar las cosas que realmente pueden esperar y la que no, lo que es realmente importante y lo que no lo es. En este sentido, el saber priorizar nos va a permitir hacer las cosas con orden y evitar el estrés de tener mil tareas a la vez sin poder terminarlas todas.
lamenteesmaravillosa.com