La rabia, es una emoción que se siente intensamente en nuestro interior. Podría generarnos, entre otras sensaciones somáticas, un bloqueo en el estómago o un nudo en la garganta y es probable que no sepamos cómo resolverlo adecuadamente.
En realidad, cuando sentimos rabia algo está ocurriendo en nuestro sistema nervioso, en nuestra sangre y, por tanto, en todo nuestro cuerpo. Con esta emoción se remueven nuestras hormonas y neurotransmisores, movilizándonos para la acción. Sin embargo, tenemos que aprender con ella, para no dañarnos.
La rabia, una emoción más
La rabia nos empuja a liberar energía, a exteriorizarla porque convierte a nuestro interior en una especie de olla a presión. Cuando no abrimos una canal para que se evapore puede causarnos mucho daño, contaminando al resto de emociones, pensamientos y conductas que generemos a partir de ese momento.
Contra los demás
La rabia es una emoción que se nos escapa, que quiere salir y por eso, en ocasiones, sentimos que no podemos controlarla. Con frecuencia, nace motivada por alguien, que hace o dice algo que nos molesta.
En muchas ocasiones, exteriorizaremos la rabia contra esa persona que provocó el desencadenante de esta emoción, comportándonos de forma, impulsiva y sin control sobre nuestras palabras y nuestros actos. Sin embargo, esto no soluciona lo que realmente lo originó, causando conflictos y daños, de los que probablemente nos arrepintamos después.
Contra mí mismo
En otras ocasiones, la rabia es contra nosotros mismos. Esto ocurre cuando es desencadenada por una situación y no tanto por otras personas. Lo que significa el ataque directo a nuestra persona, culpándonos de la situación molesta o desagradable.
“La rabia es muy perjudicial para todo el mundo, pero sobre todo para el hombre que la experimenta.”Compartir
La rabia que destruye
La rabia es destructiva cuando no sabemos cómo resolverla. Si nos dejamos arrastrar por ella de forma impulsiva, nos hacemos daño a nosotros mismos o a otras personas. Por otro lado, si la reprimimos igual que si fueran residuos radioactivos, queda anidada en nuestro interior, creciendo con el paso del tiempo y dañándonos en nuestra propia imagen.
Es necesario aprender a resolverla y gestionarla, para que no nos destruya. Sin embargo, es más importante descubrir de dónde viene y por qué la sentimos, descubriendo así el verdadero motivo de nuestra rabia. Así, solo cuando conozcamos la profundidad de la emoción, podremos sanarla desterrándola de nuestro interior.
“No importa lo que los médicos dicen, la rabia en los seres humanos con frecuencia es una de las trampas del enemigo”Compartir
La emoción que nos enseña
La rabia siempre nos indica que tenemos alguna insatisfacción personal, algo no resuelto que incluso puede venir desde la infancia. Para descubrir su origen real, sería conveniente observar en qué situaciones aparece y en cuales permanece dormida.
Es probable que todas las situaciones tengan algo en común, ya que con frecuencia esta emoción encubre insatisfacción, dolor, expectativas no cubiertas, sentimientos de inferioridad, abandono, frustración, falta de apoyo, búsqueda de la perfección, etc..
Si observamos nuestra rabia, esta nos mostrará donde tenemos que trabajar, quizás para fortalecernos, aceptar el fracaso, respetar como son los demás o para sentirnos satisfechos. Solo entonces dejaremos de sentir esta emoción desagradable.
“Cuida tus propias emociones y nunca las subestimes”Compartir
Canalizar y gestionar
Es importante saber gestionar y afrontar la rabia de una forma adecuada, cuando esta ya se encuentra en ti. Tienes que evitar daños personales y ajenos, al mismo tiempo que consigues y sientes el alivio de poder expresarla. Esto tiene que ver con las inteligencia Emocional, es decir, saber expresar, resolver y afrontar sin lastimar a nadie.
Para ello, busca una actividad física que te permita “sacar la rabia” y durante el esfuerzo físico, imagina que sacas la rabia que te daña, sintiendo el alivio del ejercicio. También puedes patalear, golpear una almohada e incluso lanzar piedras y visualizar cómo termina tu rabia al finalizar estas actividades.
Puedes también elegir un lugar seguro, donde puedas gritar y expresarte sin que nadie te oiga, puedes decir en voz alta todo aquello que te ayude a liberarla, sabiendo que nadie va a recibirlo. Después de esto te sentirás más aliviado del malestar que habitaba dentro de ti.
Transformar la emoción en aprendizaje
No olvides buscar el origen de la rabia, aprendiendo de lo que esta tiene que enseñarte. Aprender con tu emoción es una forma de crecer. Saber gestionarla es expresarla sin dañarte a ti ni a nadie y transformar la rabia en aprendizaje es sanarte a ti mismo desde tus huellas internas más profundas.
Cada día estaremos aprendiendo, si dedicamos un tiempo a observar y reconocer nuestras emociones. Es importante aprender a gestionarlas, tanto como aprender de ellas, de su origen y su motivo, para que no vuelvan a dañarnos ni a causarnos malestar.
“Cuando digo controlar las emociones, quiero decir las emociones realmente estresantes e incapacitantes. Sentir emociones es lo que hace a nuestra vida rica”Compartirlamenteesmaravillosa.com