Si crees que es duro poner un final, prueba a no hacerlo
A veces nos resistimos a escribir un final a aquello que, literalmente, “nos amarga la vida”. Muchas de estas conductas, relaciones o patrones de pensamiento responden a una necesidad: la de evitar un malestar inmediato. Evitamos la confrontación con la realidad refugiándonos en el dolor, que resulta terapéutico por ser habitual.
Lo que ocurre es que esta evitación puntual del dolor, sin ver más allá, a veces nos conduce a un desastre vital. Prolongamos relaciones con personas que nos humillan a un bajo precio o estamos presos de hábitos que no pueden acercarnos a conseguir lo que queremos a largo plazo. A veces tenemos que cambiar nosotros mismos y otras simplemente poner un final. En otras ocasiones, ambas cosas.
Poner un final
Tenemos que ser conscientes de cuáles son los aspectos de nuestra vida que ya no nos están favoreciendo ni compensando, que lo único que hacen es que coleccionemos malos ratos. Para decidir si hemos alcanzado un punto de no retorno en una relación los siguientes puntos de reflexión van a ser muy útiles:
¿Cuál es la frecuencia en la que una persona te hace sentir mal y te hace sentir bien? Estar inmersa en un sinfín de justificaciones y disculpas de la otra parte no es una buena señal
- ¿Qué tipo de hábitos te están sumergiendo en una rutina que no es idónea para alcanzar lo que deseas a corto plazo ni hacerle frente a tu mal estar actual?
- ¿Qué patrones de pensamiento te sumergen en el neuroticismo? Pensar en lo que no tiene solución, llevar un problema personal a tu trabajo, pensar continuamente en lo que deberías de hacer, etc.
- Dedicar tiempo que ya solo es sufrimiento a cosas y personas que no lo merecen, descuidando personas que sí valen tu pena a veces y tu alegría casi siempre.
El precio de no poner un final es alto: destruir tu autoestima. A veces es inevitable que nos hagan daño y que nos decepcionen. Eso no alcanza a tu control, pero cómo reacciones frente a ese daño y al agresor marcará la diferencia. Si continuas dando oportunidades o justificando conductas que ya no la tienen estarás minando tu autoestima. Asumes que has perdido el control, no solo de lo que te hacen sino de lo que tú te haces a ti misma una y otra vez.
Es duro poner un final, pero imagina no hacerlo
Pueden ser hábitos o relaciones tóxicas de muchos años, que has dejado que te consuman, que continuamente boicoteen tu bienestar emocional y tus sueños. Puedes seguir dentro de esa dinámica por verte incapaz de vivir de una forma que no implique ese malestar eterno.
Ha llegado la hora de ser sanamente egoísta. Corta por lo sano con lo que te hace daño y renueva el escenario de tu vida…no permitas seguir boicoteando tu dignidad. El precio de no poner final es que algún día lo tendrás que hacer de manera aún más traumática, con muchos más daños y habiendo perdido más tiempo.
Si no ponemos final a aquello que está desgastando continuamente, nuestra paz interior jamás encontrará cobijo en horas o días de nuestra vida. Ponle final a aquello que tuvo que haber terminado casi poco después de que empezara. Si pruebas a no hacerlo, se augura un desgaste emocional irreversible que ni tú ni nadie que valga la pena se merece.
“-¿Tú conoces algo que dure siempre?
—He cambiado mucho.
— ¿Tanto?
—Del todo.
Nunca he tenido el corazón tan rojo.
Es bueno que las vidas tengan varios círculos. Pero la mía, mi vida, solo ha dado la vuelta una vez y no del todo. Falta lo más importante.
He escrito tantas veces su nombre dentro. Y aquí, ahora mismo, no puedo cerrar nada. Estoy solo.
Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta. Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande, y eso que las he tenido de muchas clases. Sí. Podría unir mi vida uniendo casualidades. La primera y la más importante fue la peor… “
-Los amantes del Círculo Polar-
Tu vida se merece un comienzo cada vez que sea necesario
Es importante darnos a nosotros mismos las licencias suficientes para poder comenzar de nuevo sin temor ni culpa. En la vida todo se transforma y cambia y es la manera en la que sabemos detectar estos cambios lo que marca la diferencia entre las personas que se renuevan continuamente y las que terminan viviendo eternamente en sus dramas pasados.
Puedes tener muchas historias en tu camino, sin embargo permanecer en una más tiempo del necesario entorpece la sana decisión de transitar por senderos distintos. Empeñarte en repetir una y otra vez las mismas situaciones que te causan malestar no es solo masoquismo, es dar poder sobre ti a alguien o a algo que nunca debió tenerlo.
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