Christopher McCandless fue un joven norteamericano que tomó la decisión de dejar todas sus posesiones y cuanto dinero tenía para marcharse a Alaska para vivir en contacto con la naturaleza y encontrar el sentido de su vida. Inició la apasionante aventura del autodescubrimiento.
Si deseas conocer la increíble historia de Christopher McCandless encontrando su verdadero yo, puedes acercarte a visionar la película “Hacia rutas salvajes” que dirigió magistralmente Sean Penn, o bien leer el libro del mismo nombre en el que se inspira el film y escrito por Jon Krakauer.
Sin embargo, la aventura del autodescubrimiento incluye viajes, escapadas, largas conversaciones y el encuentro de lugares maravillosos que pueden cambiar tu forma de percibirte a ti como persona. Sin embargo, el destino está mucho más cerca que Alaska. El lugar hacia el que te diriges es tu propia mente, tu corazón y tu verdadero yo.
La aventura del autodescubrimiento: preparando el viaje
La primera etapa del maravilloso viaje del autodescubrimiento es si cabe la más difícil, pues músculos que no se han movido jamás deben ponerse en marcha, y no es tarea simple esta. Jean Piaget dice que “si un individuo es pasivo intelectualmente, no conseguirá ser libre moralmente”.
Hay un buen número de preparativos que hay que tener claros para iniciar la aventura del autodescubrimiento, pues se emprende un viaje hasta las partes más profundas de nuestro ser que no tiene vuelta atrás. Los mismos pilares de la existencia personal se verán golpeados y es necesaria tener la preparación necesaria.
La aventura del autodescubrimiento: comienza el viaje
Ya hemos dado el primer y problemático paso. Todos los preparativos están listos y el viaje comienza. El panorama que se presenta ante ti es tan apasionante como intrigante. Pueden aparecer miedos, vértigos y terrores, pero es mejor no dar marcha atrás. El destino merece la pena.
George Bernard Shaw dice que “hay pocas personas que piensen más de dos o tres veces al año. Yo he ganado fama internacional por pensar una o dos veces por semana”. No olvides que el mismo proceso que llevó a este filósofo y pensador a ejercitar su mente casi a diario tendrás que ponerlo tú en marcha.
Ahora bien, ¿dónde empieza el viaje? Es en realidad tan sencillo como complejo a la vez. Tu ruta comienza con preguntas como ¿quién eres en realidad? ¿por qué estás aquí? ¿qué quieres? ¿hacia dónde te diriges?
“Sólo si nos detenemos a pensar en las pequeñas cosas llegaremos a comprender las grandes”Compartir
La aventura del autodescubrimiento: Hacia rutas salvajes
Has preparado tu equipaje y te has puesto en marcha. Ahora llega el momento de avanzar hacia rutas salvajes. Camina en dirección a lo desconocido y ahonda cada vez más en los procesos de pensamiento de tu mente, la naturaleza de tus emociones y la realidad de tus sentimientos.
Observarás que según avances por las rutas que te llevan a tu propia esencia, cobra mayor presencia la aseveración que un día hiciera Jean-Paul Sartre al decir “mi pensamiento ‘soy yo’: por eso no puedo parar. Existo por lo que pienso.. y no puedo evitar pensar”.
El comienzo del viaje fue duro. Salir de tu cómoda existencia para dirigirte sin rumbo claro hacia el abismo de tu mente y corazón daba verdadero vértigo. Sin embargo, según avanzas observas que la ruta se hace más clara, luminosa y liviana, pues tu propio raciocinio y emoción comienzan a dilucidar sus verdaderos procesos. Eres tú, te estás autodescubriendo.
La aventura del autodescubrimiento: Llegando a tu destino
Ahora observas que cada vez te cuesta menos pensar. Has desempolvado todos los resortes de tu mente y tu corazón avanza cono paso firme hacia tu propio ser. Puedes hacer tuya la frase que un día dijera Marco Aurelio, “la vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella” y tus pensamientos son reales y sinceros.
“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos”Compartir
Gracias a la aventura del autodescubrimiento te conoces mejor a ti como ser humano. Tu situación en la vida, tus anhelos y objetivos, el valor de tus emociones, tus ilusiones y sueños, tu capacidad para amar cuanto te rodea, ya sea naturaleza, familia, amigos, compañeros, etc.
Ya conoces tus límites, tus fortalezas y tus debilidades. Ya sabes quién eres y qué quieres. La aventura del autodescubrimiento ha llegado a su destino, pero no se para, pues este viaje no tiene retorno ni descanso. Siempre hay algo nuevo que encontrar, un lugar por visitar o una pasión por degustar, pero sabrás distinguirlo porque sabes cómo eres y qué buscas en realidad.
lamenteesmarav illosa.com