El feminismo no es un activismo que sea confortable, ni para hombres ni para mujeres. No nos han educado en una cultura feminista, más bien todo lo contrario. Cuando leí la primera parte de “La Teoría King Kong” de Virginia Despentes sentí que algo debería estar equivocado en mí por dar con ese párrafo en el que dice: “Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las histéricas, las taradas…”.
Me sobresalté porque no me consideraba nada de eso, quizás un poco de cada uno de los adjetivos pero no en su totalidad. Me pregunté por qué empezaban a interesarme esas lecturas que describían a tipos de mujeres con las que en realidad no quería identificarme.
Son tipos de mujeres estigmatizadas por nuestra sociedad patriarcal, pero pensando en las mujeres que me rodean y en mí misma saqué la conclusión de que toda mujer posee algo de eso. El término histérica se hizo famoso por las pacientes de Sigmund Freud, el mismo autor que decía que la mujer quería “tener un falo” y estaba acomplejada por ello.
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La estigmatización de las mujeres que luchan por sus derechos
El problema reside en la forma en la que se ha ridiculizado a todo un género y a su lucha utilizando frases del tipo vas “por el mal camino”. Darte cuenta de que vives en un sistema opresor y quejarte es una “mala elección”. Te pondrán calificativos negativos de todo tipo para frenar la revolución que planteas.
Hombres machistas que insultan a toda mujer que lucha para mejorar su situación en el mundo. Mujeres machistas que los secundan y los apoyan en ello.¿Qué es peor?Compartir
Si duele que un hombre te insulte y ridiculice por luchar contra una injusticia social flagrante y mundial, todavía duele más si viene por parte de una mujer. No olvidemos que si actualmente algunas sociedades han mejorado en materia de igualdad es por la acción del movimiento feminista. Si hoy podemos votar fue por acciones como la de Emily Davison, que murió mientras intentaba detener al caballo del rey George V pidiendo el voto femenino.
El patriarcado nunca ha concedido facilidades para dar derechos a las mujeres.Ha sido el movimiento feminista el que los ha implorado, peleado y conquistadoCompartir
Una cuestión de poder
No existe sistema de opresión más antiguo y más globalizado que el asalto continuado a la dignidad de la mujer, de todas las formas posibles. Actualmente, en Arabia Saudí existe un debate entre hombres para dilucidar si la mujer puede considerarse ser humano o no.
“No queremos quebrantar las leyes, queremos redactar las leyes.”Compartir
El feminismo quiere la igualdad y por ello no quieren que se sigan promulgando leyes que las perjudican, siendo sus principales víctimas en materia de igualdad y libertad. El feminismo no quiere que el poder más antiguo del mundo siga haciéndolo porque nunca las mujeres han resultado beneficiadas, sino las principales perjudicadas.
¿Por qué las mujeres se hacen cómplices del poder que las oprime?
Las mujeres constituyen el 52% de la población.Tener a toda esta población bajo leyes que limitan su libertad para trabajar, por ejemplo, elimina ipso facto a la mitad de potenciales competidoras por un trabajo, así se ha construido la desigualdad. No son solos las leyes las que impiden la igualdad, sino el cuestionamiento moral de todo lo que hacen las mujeres.
Mientras las mujeres se preocupan por mantener una imagen perfecta a todos los niveles y siguen preocupadas por nimiedades acerca de su reputación, están entretenidas en el miedo y la angustia. Mientras ellas están entretenidas, los hombres siguen tomando las decisiones importantes: para ellos con privilegios y para ellas con falta de empatía.Compartir
Es normal que en este contexto muchas mujeres opten por “no montar el escándalo”, por no desafiar lo establecido, prefieren seguir adorando al machista que las oprime a tomar las riendas de su lucha, tremendamente incómoda ya que se libra a todos los niveles. Aparecen escandalizadas por las mujeres feministas, las mismas que luchan por los derechos que ya tienen o que van a necesitar a lo largo de su vida.
Saben que nunca terminarán siendo las principales beneficiadas por su posicionamiento, pero jamás se verán tan perjudicadas si deciden lo contrario. Adoptan una posición de complicidad con el patriarcado, defendiendo los roles machistas que emanan de él. Juzgan a las demás tachándolas de radicales y locas. Automáticamente se ganan su favor, ganan el poder que les concede el machismo, aunque en soledad sus dientes rechinen y su conciencia también.
Las mujeres son machistas porque no quieren perder la buena reputación que su comportamiento genera en el patriarcado. Serán las principales beneficiadas por ello aunque en realidad solo reciban migajas.
Incluso en las actividades que realizan habitualmente las mujeres son los hombres los que destacan: ellas cocinan, ellas cosen, ellas decoran, ellas escuchan….pero son los cocineros, los diseñadores o los psiquiatras los que destacan. ¿Nunca te has preguntado por qué? La respuesta no está en la naturaleza o en nuestros cerebros. La respuesta está en el machismo, que encumbra a unos e invisibiliza a otras.
La respuesta a las mujeres machistas no es el enfado, sino la compasión
Si el feminismo triunfa, el sistema establecido se desmoronará. Se trata de construir desde una nueva concepción: la búsqueda de igualdad, no de poder. Eso atañe a todo, no solo es una cuestión de género, pero es el punto que comparten todo tipo de abusos de poder en el mundo.
Asumir que los mujeres y los hombres tienen que gozar de los mismos derechos, es asumir que ser mujer no será un factor de riesgo para sufrir cierto tipo de opresión y violencia que un hombre jamás conocerá por el mero hecho de ser hombre. Es asumir que el tiempo de las cavernas donde la fuerza era lo más importante para sobrevivir ha terminado.Compartir
Es asumir que no existe razón alguna, como seres racionales, para que una mujer sea violada o agredida simplemente “por una cuestión de instinto”. Es asumir la conciliación real familiar entre hombres y mujeres porque no existe ningún gen que justifique la mayor carga familiar solo por parte de las mujeres.
Mientras, a las mujeres que siguen siendo sus cómplices no hay que verlas con odio, hay que compadecerlas. Compadecerlas por su ignorancia e hipocresía y porque irremediablemente, ellas necesitarán del feminismo en algún momento de su vida aunque se nieguen a reconocerlo.
Las demás dejamos ese triste papel a un lado, para ser protagonistas de nuestra propia lucha, de nuestra propia vida y nuestra propia historia, que parece ya no tener freno hasta que la desigualdad desaparezca.
lamenteesmaravillosa.com