Cristo y la oveja
Clamé al mundo; no me respondió;
Clame a los reyes de la tierra;
mas me respondieron con durezas;
paseé por el mundo; mas lo único que
hallé fue maldad en el corazón de las
gentes, de toda nación.
Como necio, me pregunté a mi mismo:
"¿Por qué Jehová, permite éstos males?";
mas volviendo a casa, tomé mi coche, y me
embistió un camión; mi cuerpo dentro del
coche, no respondía; mas yo me vi fuera
de él; noté una presencia detrás de mi,
y me gire y estaba Jesús.
Me arrodillé, y él, mirándome me dijo:
“¿Por qué dudas de mi padre?,
hombre de poca fe.
Ven, y mira, y daré respuesta a tus preguntas”;
Volviéndome miré, y me dijo:
“¿Ves aquella guerra en los cielos?
Satanás, fue expulsado de los cielos hacia
la tierra; mas él anda como león rugiente
buscando a quién devorar, porque sabe
que su tiempo es corto, y quiere poner a
las gentes en contra de la palabra de
mi padre; de esta manera, no conviene
hacerse amigo del mundo, porque el que
se hace amigo del mundo, se constituye
enemigo de Dios; mas el que deja
sus cosas y carga su cruz, ese será llamado
hijo de Dios; no tenemos una lucha entre
carne y sangre, sino entre espíritu y
carne, entre las huestes del mal que
gobiernan este mundo; satanás;
él tienta, mas la gente cae"
Al ver y oír todo aquello, entendí la
maldad que había, y comprendí, que el
culpable, es satanás.
Aporte de: Emanuel.
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