Jamás perititas que nadie, absolutamente nadie
te diga quien eres… que nadie marque tu destino…
y que te diga que debes hacer; ya que solo
Dios tiene el derecho de decirte quién eres,
cómo eres y para qué sirves.
Muchos, han tenido la vocación por tener una
determinada profesión, pero el entorno, lo influyo
para ser otra cosa y hoy ya tarde, se dan
cuenta de que son unos fracasados.
Todos tenemos sueños desde pequeños y si
estos están dentro de la voluntad de Dios,
que nada ni nadie nos quite esa visión,
para que ese éxito te hg realmente feliz.
Anonimo