La mentira
Susy, pensó que sus padres no le darían permiso
para ir a una fiesta con sus amigos, de manera
que les dijo que iría al cine con una compañera.
Aunque se sintió un poco mal porque no les
dijo la verdad, tampoco le dio mucha importancia
y se dispuso a divertirse.
La fiesta estuvo genial, Susy se había
divertido como nunca. Al terminar, su amigo
Pedro, que había tomado bebidas alcohólicas
y algo de drogas, le propuso llevarla a su casa.
La joven no dejó de notar el estado deplorable
en que se encontraba su amigo, pero aún así
aceptó la invitación.
De repente, Pedro comenzó a propasarse.
Éste no era el tipo de diversión que ella pretendía
y, en ese momento, pensó que sus padres tenían razón.
Quizás era demasiado joven para este tipo de fiestas.
Dándose cuenta que la situación se estaba poniendo
muy difícil, suplicó a Pedro que la llevara a su casa.
Pero éste, fuera de sí, aceleró su coche y empezó a
conducir a toda velocidad. Susy, asustada y desesperada l
e rogó que fuera más despacio, pero cuanto más
le suplicaba, él más aceleraba.
De repente, vio un gran resplandor.
¡Dios, ayúdanos!
¡Vamos a chocar!
Ella recibió toda la fuerza del impacto.
Como en una nube, sintió que la sacaban del
auto y oyó que decían:
¡Llamen a la ambulancia!
¡Estos jóvenes están heridos!
Despertó en el hospital…
Estaba rodeada de médicos y enfermeras, que
trataban por todos lo medios de salvarle la vida.
Mientras le decían que el accidente había sido
muy grave y había tenido mucha suerte de estar v
iva, le comunicaron que su amigo Pedro había fallecido.
–¿Y la gente del otro vehículo?
–preguntó Susy, con preocupación.
–Todos murieron, fue la respuesta.
Susy, le pidió a Dios, que la perdonara.
¡Solo quería divertirme!, repetía…
Dirigiéndose a una de las enfermeras le preguntó
por sus padres y por qué no estaban a su lado.
Cuando vengan, dígales que estoy arrepentida
de haberles mentido y que me siento culpable
por esta tragedia. La enfermera trató de
calmarla, sin decirle nada.
Una vez recuperada, la joven se enteró que
las personas que iban en el otro vehículo eran sus
padres que habían salido a buscarla.
Una simple o inocente mentira, puede terminar
en una tragedia.
Después, todo se convierte en remordimientos
y una vida llena de dolor y culpabilidad.
*
«Hay momentos en los que decir NO, no
es un signo de cobardía, sino todo lo
contrario, es ser muy valiente y sabio»