Las rotas alas de la noche caen sobre este vasto campo de ceniza: huele a carroña humana. La luz se ha vuelto negra, la tierra sólo es polvo, llega un viento muy frío. Si fuese muerte verdadera la de este
bosque de oro sólo habría dolor si un hombre contemplara la caída. Y he llorado la pérdida del mundo al sentir en mis hombros, y en las ramas del bosque duradero, el peso de una sola oscuridad. - Francisco Brines, "Otoño ingles"