Querida Amaly:
Hace unos días leí que tu hermana estaba malita por una caída que había tenido.
Pensé escribirte sobre la marcha para preguntarte por ella y desearle que se ponga pronto bien.
Pero en aquel instante llegó mi nieto para que le diera clase de francés, porque andaba bastante flojillo en esta evaluación y se me fue el santo al cielo.
Te ruego me perdones. Hoy se me rompieron las gafas y estoy escribiendo a tientas, pero ya me había acostado y no quería que pasara de hoy el comunicarme contigo.
Y como los correos no me funcionan, se me ocurrió entrar por aquí para comunicarme contigo.
Y espero que tu hermana esté ya bien, o al menos remendadilla.
Un beso y un abrazo muy fuerte para las dos con cariño.
Laura