Te muestro el dolor, que resurge en cada crisis
de tormentos perdidos, el aguacero sigiloso,
el viento traicionero las pausas del adios, cuan
se apaga mi lucero. Te muestro mi otra vida...
lujuriosa con el demonio tocándome la puerta,
en una mano la pasión de una rosa en la otra ella,
que hasta parece despierta!
Te muestro el ácido que vaga mis entrañas lo
que dije y no he dicho todavía lo bueno
y lo malo, esas raices extrañas que crecen
malignas si las riego día a día. Te muestro mis dedos...
viles asesinos manantial de sangre en sus yemas
aturdidas, te muestro el alma...el alma
que perdimos cuando mi Dios,
de vacaciones, presumía.
Te muestro odio, pulsándome el estrecho
sendero de la oscura tradición imperialista
en mis pies las huellas y abriéndome el pecho
el nombre de mis muertos agendados en mis listas.
Te muestro la mitad de un falso porcentaje y la otra,
en cada vaso de mis vinos, un atardecer
de yerba, que me traje en el bolsillo roto y ajado
por el destino. Te muestro mi crisis, ahora en este
instante para que saborees lo que fui y me arrepiento
te muestro el orgullo inerte y que distraje
te muestro todo, pido perdón...
y me averguenzo!