Naufragio
¡Ay qué nadar de alma es este mar! ¡Qué bracear de náufrago y qué hundirse y hacerse a flote y otra vez hundirse! ¡Ay qué mar sin riberas ni horizonte, ni barco que esperar! Y qué agarrarse a esta blanda tiniebla, a este vacío que da vueltas y vueltas... A esta agua negra que se resbala entre los dedos... ¡Qué tragar sal y muerte en esta ausencia infinita de ti!
Dulce María Loynaz
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