La mano en libertad
Escribir no es problema. Miren flotar la pluma por cualquier superficie. Pero escribir con ella -Montblanc, Parker o Pelikan-, sin mesa a mano, tinta suficiente o postura correcta, es imposible, y a veces pernicioso. Puedo escribir, señores, con los ojos cubiertos, vuelta la espalda al piso, atadas las muñecas, esparadrapo encima de los labios. Puedo: pero no garantizo el producto.
Eduardo Lizalde
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