Su clásico abrigo gris colgado en una muleta, sus confesiones con Sofía Loren o Gina Lollobrigida, los testimonios de Woody Allen y Clint Eastwood contando cuánto le deben profesionalmente, una vida dividida entre dos familias y una intensa pasión por la interpretación. Estas son sólo algunas de las cosas de la vida del genial director y actor italiano Vittorio De Sica.
Conocido por su faceta cinematográfica, por su contribución al neorrealismo y la comedia italiana. Padre de tres hijos, con las contradicciones de una vida en pareja dividida entre las dos mujeres que marcaron su vida: Giuditta Rissone y Maria Mercader.
Desde los años 40 empezó a trabajar con Cesare Zavattini, una colaboración con el escritor y guionista que se prolongaría durante toda la vida.
Con sus primeras películas enseñó a todo el mundo la cruda realidad de Italia tras la Segunda Guerra Mundial.
Años más tarde, supo mostrar la paciente búsqueda de una humilde felicidad en un país que volvía a empezar. Solo él consiguió hacer importantes en la gran pantalla las pequeñas cosas. Solo él consiguió dar un sentido profundo a los asuntos y gestos más cotidianos.