HAY UNA MUJER
Hay una mujer que tiene mucho de Dios por la inmensidad de su amor y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados. Una mujer que siendo joven tiene la reflexión de la sabiduría, y que al paso del tiempo trabaja con el vigor de la juventud. La mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con mas acierto que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños. Una mujer que siendo pobre se satisface con la felicidad de los que ama y siendo rica, daría con gusto su tesoro para no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud. Una mujer que siendo vigorosa se estremece con el gemido de un niño y siendo débil se reviste a veces con la bravura de un león. Una mujer que mientras vive no la sabemos estimar porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios. De esa mujer no me exijáis el nombre si no quieres que empape de lagrimas vuestro álbum ... Porque yo la vi pensar en mi camino. “Cuando crezcan tus hijos leedles esta página, y ellos cubriendo de besos vuestra frente te dirán : qué humilde viajero en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado aquí para nosotros un boceto del retrato de su madre! (Este escrito lo recibi hace ya algunos años, no se quien lo escribio pero la verdad cada que lo leo me estremece y hace que derrame una lágrima por ella. Espero que sirva para que aquellos que aun la conservan y que por algún motivo la han descuidado, la valoren y le den el amor que ella necesita y para aquellos que por su ausencia la han olvidado, con estas líneas eleven una oración en su nombre
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