Un maestro de francés explicaba a su clase en la universidad que el francés, a diferencia del ingles, los sustantivos tienen genero y se designan como masculino o femenino. La casa es femenina, “la maison”; el lápiz es masculino, “le crayon”.
Un estudiante preguntó, ¿Es computadora o computador?
En lugar de dar una respuesta, el maestro dividió la clase en dos grupos varones por un lado y mujeres por el otro- y les pidió que decidieran si en ese caso el nombre debía ser masculino o femenino.
Le pidió a cada grupo que fundamentara su decisión.
El grupo de los hombres decidió que computadora debe ser definitivamente del genero femenino (la computadora) porque:
Primero, casi nadie entiende su lógica interna;
segundo, el idioma nativo en que ellas se comunican entre si es incomprensible para todos los demás;
tercero, incluso los errores más pequeños se guardan en memoria de largo plazo para su posible revisión mucho tiempo después;
y cuarto, en cuanto usted tenga una, se encontrara gastando al menos la mitad de su sueldo en accesorios para ella.
El grupo de las mujeres, sin embargo, concluyo que el computador debe ser masculino (el computador) porque:
Primero, para hacer algo con ellos, usted tiene que encenderlos;
segundo, los almacenan muchos datos pero todavía no pueden pensar por si mismos;
tercero, se supone que ellos ayudan a resolver los problemas, pero la mayor parte del tiempo, ellos SON el problema;
y cuarto, apenas usted tenga uno, comprenderá enseguida que, si hubiera esperado un poco más, podría haber conseguido un modelo mejor.