ornamentada en rosa y perlas.
La contemple, impávido,
mientras su cara reflejaba,
el cristalino río,
pulido en pedregullos y guijarros,
dormido en inmensidad andina.
cantaba al son de una lira,
y sus versos de alma vertía,
llenando mi espíritu libre,
de toda su simpatía,
sintiéndome en Edén,
ella de blanco vestía.
A orillas de aquel rio dulce,
De montes etéreos,
extendí mi mano abierta,
ella desapareció siguiendo el cauce,
río abajo por la hondonada
Solo el reflejo dorado quedo,
yo solo con mi espíritu,
contemplando el alado ser,
a orillas de aquel límpido río.
Ese que descubrí una grandiosa tarde,
caminado la vida, errante…
Pepe_trueno2010
(Derechos de Autor)
The Stormbringer is coming..