LA VOZ DE DIOS.....
El silencio no es la ausencia de sonido,
eso sería imaginárselo negativamente.
El silencio es una reducción de ese ruido interior
que ocupa no sólo los oídos sino también nuestra atención.
El silencio nos permite escuchar muchos sonidos
que de otra manera no escucharíamos:
el sonido de los pájaros, del agua, del viento,
de los árboles, de las ranas,
de los grillos, del acompasado ritmo de la respiración,
los latidos del corazón, la música,
así como también de la conciencia,
los sueños despiertos y las intuiciones.
Uno cultiva el silencio no obligando a los oídos a no oír,
sino elevando el volumen de la música del mundo y del alma.
La voz de Dios se puede oír en la intimidad del corazón,
sólo cuando la lengua está callada, cuando está en silencio,
porque el silencio es el lenguaje del buscador espiritual.
El amor, la gran verdad que trasciende la naturaleza
no se comunica de un ser a otro por medio de la palabra,
la verdad prefiere el silencio para llevar su significado
a las almas amantes.
Es en el silencio de la noche cuando se produce
la mejor comunicación entre los amantes
porque es portador del mensaje del amor
y recita la poesía de los corazones.
El lenguaje hablado no es el único medio
de comprensión entre dos almas.
No son las palabras que salen de los labios
las que unen los corazones,
hay algo más alto y más puro.
El silencio ilumina las almas, susurra en los corazones y los une,
el silencio nos hace viajar como en un velero
por el mar del espíritu y nos acerca al cielo.
Hemos olvidado ese lenguaje y debe ser aprendido de nuevo.
Ese lenguaje es el del amor.
El lenguaje del amor es silencioso, se expresa en silencio.
DE LA RED
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