Al amigo/a
Era, tal vez un silbido haciendo reír al viento, jugando en la vida; jugando en el tiempo.
Era la voz fresca, que alegraba mis momentos y el oído atento que absorbía mis silencios.
Entre los dos hicimos de una tristeza un sueño, y nos reímos juntos de una pena sin dueño.
Supimos cambiar el color de la vida; tras una mesa de café la noche llegó a ser día.
Y así pasaron los años haciendo reír al viento descubriendo la vida; caminando en el tiempo
hasta que llegó a nosotros, como llega el momento de buscar otros rumbos de cambiar nuestros sueños.
Y ahora, entre las sombras de aquellos recuerdos duerme su sueño eterno, mi amigo/a sincero
entre luz de ciudad y destellos de pueblo.
D/A
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