Un hombre fue a ver al director de su banco para pedir un préstamo. Después de haber examinado sus referencias, el director dijo: “De acuerdo a estos datos debería denegar su petición, pero le daré una oportunidad. Bien . . .uno de mis ojos es de cristal; si adivina cuál es yo le garantizo el préstamo”.
El cliente le miró intensamente a los ojos durante unos minutos y luego dijo: “Su ojo derecho señor”.
“Correcto –dijo el director que no se podía creer que lo hubiera acertado-. ¿Cómo lo adivino?”
“Bueno –respondió el cliente-, tiene un aspecto más compasivo así que pensé que debía ser el de cristal.”