Este sabor de lágrimas
Gris y más gris. No estás, y yo estoy triste de una tristeza apenas explicable con palabras, y de una imperturbable soledad, que por ti nace y existe.
Siempre de gris, mi corazón se viste: polvo y humo, ceniza abominable, y la envolvente bruma irrenunciable que estaba ayer. Y hoy. Y que persiste.
Gris a mí alrededor. Contra mi mano la nube espesa se va abriendo en vano porque el fuego que soy, no está encendido
y hay niebla en lo que miro y lo que toco. Ah, yo no sé... Tal vez te odio un poco porque está gris, y llueve, y no has venido.
JULIA PRILUTZKY
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