SOLEDAD, YO TE COMPRENDO
Vives en tu paraíso callado,
te recreas y te paseas por los sueños,
tu traje solo sabe de recuerdos
y lloras ante la luz de tu pasado.
No hablas, eres alma poderosa
que lleva en su interior solo a un poema,
un papel blanco se convierte en tu emblema,
el color negro es una bella rosa.
En el mundo ocupas los espacios,
reina y señora de toda la paciencia,
entrañable poder de la consciencia,
princesa poderosa sin palacios.
Tu trono está en las nubes, en los versos,
y tu mano acaricia con esmero
a todo lo que jamás será un te quiero,
a la paz que se fue del universo.
Soledad, señora del destino
traspasas las fronteras de la muerte,
pues matas y eres vida ante lo inerte
y vienes y te vas como un suspiro.
Te comprendo, ya mi vida es pensarte
y salimos del frío del invierno,
pero tú, soledad no eres infierno,
no dañas, no maltratas y he de amarte.
Mi compañía cuando el sol caliente
traspase por la ventana de mis dudas,
tu mano, tu poder, siempre me ayuda,
conversación eterna que no miente.
Pero no entiendo soledad, ¿por qué me sigues
cuando intento salir de tu presencia?,
rodeada de gente soy ausencia
porque estás a mi lado y me persigues.
Y nunca te quedaste en lo perdido
cuando a la luz le di la bienvenida,
y me buscas y juegas tu partida,
y me abrasas con tu fuego encendido.
No me duele soledad tu persistencia
pues no quiero, ni puedo traicionarte,
y no quiero ser luz sin abrazarte,
necesito sin falta tu presencia.
Si no estás tú, ¿a quién podré contar
que mi vida fue un vuelo de palomas?,
por eso callo cuando tú me ignoras,
¡no me abandones nunca soledad...!
María del Mar Ponce López
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