El corazón es un músculo que bombea la sangre a todo el cuerpo, tanto para que se purifique en los pulmones, como para que llegue a cada célula del organismo.
Este bombeo lo realiza con un ritmo asombroso y constante que solamente cambia un poco cuando estamos en completo reposo o se acelera con el ejercicio, alguna enfermedad o susto.
Para que el ritmo se realice de forma normal, en el corazón existen células especializadas que generan estímulos eléctrico que estimulan al músculo cardíaco para que se contraiga y expulse la sangre hacia los distintos órganos. Estas células forman nódulos y de uno de ellos, llamado sinusal, parten los estímulos eléctricos que se distribuyen en el corazón determinando su contracción y dilatación, esto también se hace en coordinación con el sistema nervioso vegetativo.
La frecuencia cardiaca es más acelerada en los bebés y niños pequeños que en las personas adultas y pueden considerarse normales cuando ésta fluctúa de forma constante entre los 60 y los 100 latidos por minuto.
La frecuencia cardiaca normal varía dependiendo de la capacidad de generación de estímulos en el nódulo sinusual y del sistema nervioso vegetativo que a su vez es influenciado por el ritmo respiratorio, aumentando la frecuencia durante la inspiración y disminuyendo durante la espiración. De manera que se considera normal en una persona adulta que sus latidos se den entre 60 y 100 por minuto.
Cuando el ritmo de los latidos cardiacos cambia, se produce una arritmia cardiaca, que es un trastorno que interfiere en el ritmo normal de la generación o conducción de los impulsos eléctricos lo que ocasiona series irregulares de latidos y que puede afectar seriamente la calidad de vida o hasta causar la muerte de quienes las padecen.
Las arritmias también conocidas como bradicardia, fibrilación, palpitaciones o taquicardia. dependiendo de su frecuencia cardiaca, pueden afectar a personas de ambos sexos y a cualquier edad, incluso en la infancia.
Se dividen en taquirritmias, bradiarritmias y fibrilaciones.
- En las taquirritmias, la frecuencia es muy rápida e irregular y se encuentra por encima de los 100 latidos por minuto, lo que en ocasiones puede llegar a producir un temblor del músculo esquelético y el ritmo se pierde por completo.
- En las bradiarritmias, la frecuencia es muy lenta, menor de 60 latidos por minuto y produce entre otras cosas el desmayo de la persona, ya que el cerebro no recibe suficiente cantidad de oxígeno.
- Las fibrilaciones se presentan cuando el ritmo cardíaco pierde regularidad y se desordena completamente.
Por lo general, las arritmias se deben a algún daño del músculo cardíaco o del nódulo sinusal, que es el marcapasos natural del corazón. El daño puede ser provocado por un ataque al corazón, defectos congénitos, válvulas cardíacas deterioradas o por alguna infección, como la endocarditis bacteriana.
El riesgo de las arritmias reside en su enorme capacidad de transformarse en otro trastorno que puede llevar a la muerte de la persona que las padece.
Otro riesgo importante, son las alteraciones circulatorias que pueden desencadenar, dependiendo del tipo de arritmia y de los antecedentes cardiovasculares del enfermo. Por lo general, las personas con un corazón sano toleran bien las alteraciones del ritmo cardiaco y ni siquiera llegan a presentar síntomas ya que el aporte de sangre hacia los distintos órganos puede mantenerse dentro de los límites normales mientras la frecuencia cardiaca no supere los 100 latidos por minuto o se encuentre por debajo los 60.
No es fácil determinar el origen de las arritmias, sin embargo, hay factores como el consumo excesivo de alcohol, tabaco o cafeína y otras drogas que pueden alterar el ritmo cardiaco.
IMPORTANTE: El contenido de esta nota es informativo y no suple el diagnóstico médico, por lo que no nos hacemos responsables sobre su uso.