Semana Santa Durante estas fechas se celebra una fiesta religiosa de singular importancia para quien decida observarla. Se trata de la celebración de los últimos días de permanencia física del maestro Jesús de Nazaret en este planeta, y su importancia radica en lo trascendental de su existencia terrena por la manera en que El eligió vivir en la practica sus enseñanzas, aun ante las situaciones tan adversas que rodearon su partida.
Los últimos días de Jesús de Nazaret en la tierra estuvieron rodeados de grandes pruebas y dificultades, la mayoría más fuertes de lo que cualquier ser humano creería poder ser capaz de soportar, pero aun así este gran maestro demostró mediante su ejemplo, la grandeza que puede alcanzar el ser humano cuando se pone en contacto con su ser interior y este comienza a manifestarse en obras.
Entre los ejemplos que dio Jesús de Nazaret durante estos días podemos citar el de mantener la dignidad al enfrentar las mayores tribulaciones, el perdonar la traición por comprender la debilidad, mantener la ecuanimidad ante los mayores retos, comportarse compasivamente hasta con sus mayores enemigos, la fidelidad a sus ideales ante las mayores tentaciones, y así muchos otros pero, tal vez Su mayor ejemplo fue el de mantener la confianza en Dios aun a costa de Su propia vida y mediante ésta dar fe de la supervivencia del alma más allá del plano material.
La vida de Jesús de Nazaret tuvo un alto propósito, mostrarnos mediante una vida inmaculada el camino a seguir para acercarnos cada vez más a nuestro padre creador. Una vida dedicada a cumplir la voluntad de Dios manifestada en servir desinteresadamente a la humanidad.
Una vida tan ejemplar como la de este gran maestro nos invita a la reflexión sobre nuestro comportamiento para con nuestros semejantes, nuestra actitud ante las situaciones cotidianas y la manera en que pudiéramos mejorarlas si nos lo proponemos.
Si hacemos aunque sea un pequeño esfuerzo por imitar el ejemplo de Jesús El Cristo en nuestras vidas, estaremos dando grandes pasos hacia la elevación de la calidad de vida en este planeta y con ello contribuyendo al acercamiento de la humanidad para unirse en una sola raza, donde todos los hombre seamos hermanos y nos miremos los unos a los otros como iguales, reconociendo al Cristo interior en cada uno de nosotros para así permitir que el reino de los cielos se manifieste aquí en la tierra, como una vez lo predijo Jesús.
Estos días son ideales para recordar las enseñanzas de este sublime maestro del amor y la compasión comparándolas con nuestro estilo de vida para así poder establecer un patrón a seguir en nuestra vida diaria en armonía con las lecciones aprendidas de este estudio y de esta manera contribuir al enaltecimiento de los valores humanos en nuestra sociedad.
Que en estos días auspiciosos resucite el Cristo dentro de cada uno de nosotros brindándonos luz y vida eternas.
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