Aquel árbol que nos mira... Nos recuerda aquel
ayer en sus ramas el esconde… ¡Nuestro puro y gran querer!
Aquel
árbol que nos mira... Fue testigo del dulzor... De tus besos y
los míos ¡De suspiros y de ardor...!
Del cariño que
brindamos, de quimeras, de placer... ¡Quien pudiera retornar! ¡Quien
pudiera allí volver!
Hoy aquí los dos estamos... Reviviendo
aquel ayer... ¡Al cielo le damos gracias! Por un nuevo
amanecer.
A mis padres.
Asun Bergondo, 3 de abril de 2010
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