Un rulo abstracto y frío nos pisa y nos reduce en un silbido impío que nuestra fe abduce.
Un golpe de aire viejo, cañonazo viral que carcome los huesos y nos hace expirar.
Términos que no entiendo dominan nuestros días, (que el ganado paciendo solo atiende a sus crías).
Y en el verde, que abunda, no reparan en gasto y en paz, la marabunta, especula en el pasto.
Pero el granjero sagaz, que no habló de colapso, lanza un verbo mordaz a su ganado lapso.
Y culpa al asno necio; ¡ya no hay zanahorias! y sube un poco el precio ¡y que gire la noria!
DE LA RED
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