Mi prisión
Tus olores me abrazaron rosa blanca avivándome en tropeles los deseos, de estrujar el sentimiento en que me veo, arrancándome este amor que ya me mata.
En ventisca el corazón grita en lamento, envolviéndome en torrente de pasiones, de tu vida he fabricado mis prisiones, me libero cuando sueño en este cuento.
Mi sonrisa se proyecta al horizonte con un nudo en mi garganta ahogado en llanto, mato el tiempo que me queda en este monte, miro el río de mis horas entre el manto.
Entre el mar escucho el ruido del silencio que en mi adentro explota fuerte en llanto recio.
Hector Rodrigo
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