TARDE MEMORABLE
¡Ay, aquella tarde de otoñales vientos plena de claveles y de pensamientos, tarde en que las aves buscaban cobijo en las alamedas con afán prolijo y era húmedo el viento y el cielo era gris, debajo del puente de los oyameles probé de tus labios la miel de las mieles mientras aspiraba tu esencia de anis!
Un sol mortecino y opaco se hundía detrás de la sierra y en la lejanía mientras que las nubes se arremolinaban, danzaban, luchaban, tronaban, tronaban furiosas, rabiosas, con sordo clamor y tú sonreías y yo sonreía, atados del alma la paz nos unía y atados del cuerpo tu amor y mi amor.
¡Qué tarde más linda, tan inolvidable! ¡Qué dulces instantes! Inconmensurable el éxtasis puro que nos envolvía sabiéndome tuyo, sintiéndote mía sintiendo la lluvia que se desató; pero que gozamos con harta delicia pues fue solamente como una caricia de Dios que esa tarde nos configuró.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC

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