UN, DOS, TRES…
Las huellas del amor se me han perdido. He olvidado el camino de regreso. Te busqué frente al mar, enloquecido, saboreando el recuerdo de tus besos.
Mas la aurora nupcial que nos uniera, envolvió tu promesa en una rosa perfumada de encanto y de quimera en tu valles de alegre mariposa.
El crujir de la noche me despierta y al mirar a la luna desvelada te recuerdo mi amor… ven y liberta a mi triste ilusión desconsolada.
Tú has sabido bordarme una corona con tus manos de pétalos rosados, y mi frente enlucida no perdona que te alejes a diario de mi lado.
Vuelve amor a instaurarme en tus jardines, soy el ave que sueña entre tus flores, y en tu gracia susurran mis violines sinfonías del mar por tus amores.
No me dejes silente en el ocaso que mi vida se apaga en el olvido. Sólo el beso naciente entre tus brazos le devuelve a mi vida su latido.
Nuestro cielo promete en su mañana el eterno cantar de la alegría, brindaremos con vino mi gitana, cada noche… el amor de cada día.
Un, dos, tres, han pasado raudamente, pero tú, äferrada de mis manos, me enseñaste a mirar al sol de frente y a cambiar mis inviernos en veranos.
Quiero darte en un ramo de ilusiones, el más puro poema de mi almohada. Cuando vuelvas mi amor, dos corazones: ¡le abrirán… nueva puerta a la alborada!.
ENRIQUE QUIROZ CASTRO
SALUDOS DE TU AMIGA
|