Cuando te escucho
con mi amor atento
sin que tú lo adviertas,
comprendo por qué hay
ese juego de color
en las nubes y en el agua
y por qué están pintadas las flores
tan hermosamente...
Cuando te hablo y tu voz se calla,
adivino por qué tienen
música las hojas
y por qué las olas ruedan
en su coro de voces
hasta el corazón encantado de la tierra.
Cuando colme de besos
tus codiciosos labios
y me respondas,
entenderé entonces por qué
hay mieles en el cáliz de la flor
y por qué los frutos
se cargan secretamente
de ricos y saciantes jugos.
Y sabré el deleite único
que trae la brisa del verano
en las espuma blanca
de este mar que se desborda
anhelando tu mirada.
Cuando te bese, amor...
DLR