.El camino.
EN CAMINO
Al fin te ve mi fortuna ir, a mi abrigo amoroso, al buen terruño oloroso en que se meció tu cuna. Los fulgores de la luna, desteñidos oropeles, se cuajan en tus broqueles y van por la senda larga, orgullosos de su carga, los incansables corceles.
De la noche en el arcano llega al éxtasis la mente si beso devotamente los pétalos de tu mano. En la blancura del llano una fantasía rara las lagunas comparara, azuladas y tranquilas, con tus azules pupilas en la nieve de tu cara.
La aurora su lumbre viva manda al cárdeno celaje y al empolvado carruaje un rayo de luz furtiva. Surge la ciudad nativa: en sus lindes, un bohío parece ver que del río el cristal rompen las ruedas, y entre mudas alamedas se recata el caserío.
Como níveo relicario que ocultan los naranjales, del coche por los cristales ¿no distingues el Santuario? Del esbelto campanario salen y rayan los cielos las palomas con sus vuelos, cual si las torres, mi vida, te dieran la bienvenida agitando sus pañuelos.
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