A las ocho y cinco minutos de la mañana de ayer la inscripción en letra temblorosa y en pintura blanca con el número 622 sobre el tubo amarillo de la perforadora T-130 desapareció. Se la tragó el agujero abierto por la máquina que desde hacía 33 días horadaba la dura roca de la mina San José. Los dos operarios aguantaron la respiración. El resto fue alegría. Sonó una alarma y cientos de bocinas se plegaron. La niebla helada del desierto de Atacama la transmitió en segundos, los familiares de los mineros atrapados se abrazaron: los rescatistas habían llegado al taller. Fue cuatro metros antes de lo previsto. A 33 días, a 622 metros de profundidad, los 33 mineros vieron cómo el martillo logró vencer a la montaña: tenían por fin la vía de salida del centro de la tierra.
La máquina del Plan B había cumplido su misión. Los familiares de los 33 mineros –que aguardaban en fogones y sin dormir en el Campamento Esperanza– se abrazaron. Un grupo subió corriendo el cerro que resguarda el campamento. Allí, desde hace más de dos meses, flamean 32 banderas chilenas y una boliviana en señal de que abajo están los mineros. A los pocos minutos, apareció el ministro de Minería Laurence Golborne. Confirmó la noticia en medio de los abrazos. Las lágrimas, esta vez, eran de alegría.
El presidente Sebastián Piñera habló desde Santiago de Chile a la una de la tarde. “Lo que empezó como una tragedia está terminando como una bendición”, dijo y aseguró que este “milagro” fue posible gracias a la unidad de los chilenos que acudieron a todos los medios y a la ayuda para lograr salvar a los mineros atrapados desde el 5 de agosto tras un derrumbe en la mina de cobre y oro a 800 kilómetros al norte de Santiago.
“Arriba los corazones porque vienen tiempos mejores para cada uno de los hijos de nuestra patria”, festejó el presidente. Piñera fue el primero en dar una pista de cuándo sería el rescate final. Contó que mañana iría a Ecuador, pero volvería ese mismo día. El martes estaría en la mina San José, que ayer fue el centro de atención del mundo. El paraje solitario es desde hace unos días el centro de transmisión de más 200 medios de comunicación de todo el mundo. Es una enorme playa de estacionamiento de casas rodantes, antenas parabólicas, carpas y autos.
Al atardecer, el ministro Golborne volvió a enfrentar a los medios. Dijo que el ducto está en excelente condiciones y que se encamisará hasta 96 metros. Esta tarea tardará un día y medio, más 48 horas para poner la grúa que mueva la camilla.
“La fecha probable del rescate será el miércoles” . Por lo tanto el viernes estarían todos afuera.
Las expectativas ahora son sobre cómo saldrán.
El momento más crítico será cuando suban por el estrecho agujero de unos 61 centímetros. Lo harán en una camilla resguardada por una jaula que tiene un mecanismo de emergencia por si hay algún problema. Por eso era vital asegurar que las paredes del conducto estuvieran bien. La tarea se realizó ayer después de que la T-130 llegara a su meta. Ninguna piedra debe interrumpir el izado de los mineros que puede durar entre 60 y 90 minutos .
Franco Utili, un urgenciólogo de la Universidad Católica que trabaja en las tareas de rescates en la mina San José, explicó cuáles serían los peligros a evitar. “Estar tanto tiempo parado e inmóvil en una posición fija puede provocar una lipotimia, algo peligroso mientras están subiendo”, explicó. Además el túnel por donde saldrán es tan angosto y húmedo que puede faltar oxígeno. “Para mejorar la oxigenación llevarán una máscara”, agregó. Y para evitar que por los nervios se descompongan y vomiten, deberán hacer una dieta líquida de ocho horas.
Ayer en la mina nadie se detenía.
Un par de ambulancias realizaban un simulacro por si tenían que trasladar a los mineros al hospital de Copiapó. Los mineros, abajo, trabajaban con dinamita para ampliar el conducto que había abierto la T-130, a la que ya llaman “La Milagrosa”. El martillo rompió el techo de la galería muy cerca de una pared. Necesitan más espacio para mover la camilla que los llevará camino hacia el ansiado sol y a una nueva vida.