"DON ARBOLÓN"
Había una vez un colegio que se llamaba
"Los Árboles", ¿Sabéis porqué?, pues porque tenía su patio
lleno de árboles. Los había chiquititos, también medianitos,
grandes, y había uno que era enorme, un viejo árbol que estaba
justo en mitad del patio. Se llamaba Don Arbolón y ocupaba
aquel espacio desde mucho antes de que se construyera el colegio.
Don Arbolón quería mucho a todos los niños que habían pasado
por aquel colegio y los niños le querían mucho a él. Bajo su sombra
los niños descansaban, merendaban, jugaban a los cromos, se
contaban hasta sus secretos más grandes. Y Don Arbolón, impasivo,
siempre acariciaba con la sombra de sus ramas a aquellos niños que
tanta compañía le hacían y tanto confiaban en él.
Un día Don Arbolón apareció malito, con un gran agujero en su
tronco y habiendo perdido todas sus hojas. Las señoritas del colegio,
preocupadas, llamaron corriendo a unos señores jardineros,
quienes con muy poco amor a la naturaleza y sólo con ganas de
ganar dinero, ni tan siquiera se preocuparon por Don Arbolón, y al
verlo tan viejecito propusieron arrancarlo y plantar en su lugar muchos
árboles jóvenes.
Los niños cuando oyeron aquello, sin premeditarlo, se levantaron de
golpe y cogiéndose de sus manitas rodearon a Don Arbolón
cantando "Don Arbolón no se va del colegio...Don arbolón se queda
aquí...porque todos los niños... queremos mucho a Don Arbolón".
Las señoritas inmediatamente echaron a aquellos señores y llamaron
a un viejo jardinero que vino muy deprisa con una gran maleta.
Cuando vio a Don Arbolón, le tomó la temperatura, la presión, le miró
la garganta.... y al ratito dijo, "necesito tierra para prepararle su
medicación". Los niños corriendo fueron a por tierra y en un gran
cubo se la trajeron. El viejo jardinero mezcló con la tierra jarabe, gotitas,
unos polvos y lo extendió todo en el suelo rodeando a Don Arbolón,
dándole unas cariñosas palmaditas en su tronco al marchar.
Todos se fueron a casa preocupados por Don Arbolón y cuando
llegaron al día siguiente ¡sorpresa!, Don Arbolón ya no tenía aquel
enorme agujero en su tronco y todas las hojitas habían vuelto a
brotar en sus ramas. Los niños, muy contentos, rodearon nuevamente
con sus manos a Don Arbolón y con mucha alegría cantaron:
"Don Arbolón ya no está malito, Don Arbolón se ha curado ya, todos
los niños, queremos mucho a Don Arbolón".
Don Arbolón sonrió a su manera, haciendo un simpático movimiento
de todas sus ramas y el sol que iluminaba el patio del colegio brilló
con mucha más intensidad, participando de aquella alegría que
inundó aquella mañana el colegio "Los Árboles". FIN
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