HAY PLACER Y ALEGRIA
El placer es la felicidad del cuerpo, la alegría es la felicidad del alma. No te contentes con los placeres pues no te saciaran nunca. Si corres exclusivamente tras los placeres, te condenas a la tristeza. El placer vive un instante y muere: de ahí el gusto de muerte que sientes cuando de él te alimentas.
La alegría es espiritual, no puede morir, acógela y gustarás el sabor de la eternidad. Pide perdón a Dios por tu tristeza y presta atención a los demás.
La alegría comienza en el instante mismo en que tú cesas en la búsqueda de tu propia felicidad para procurar la de los otros.
En lo humano, uno no puede ser plenamente feliz. “Solo Dios puede llenarte”. En Dios solo hay alegría, puesto que en el solo hay entrega. Dios es alegría , si te entregas al Padre, te entregas a la Alegría.
Todo cuanto en ti vive y es malo, te perjudica. Si quieres vivir en paz, puro y fuerte siempre, no guardes nunca en ti una sola preocupación pasada, presente o futura pues lo que está encerrado fermenta.
Tu solo tú, con la complicidad de los otros y de las cosas, limitas tu libertad. Si quieres ser libre has de luchar contra ti, has de conquistar tu libertad.
No serás libre mientras estés aún atado a una sola cosa o a una sola persona, con un lazo incontrolado. No son las cosas las que se atan a ti... si no tú quien te atas a las cosas. Te entregas a ellas como esclavo.
La auténtica belleza proviene de dentro, nace del espíritu y se despliega con la irradiación del alma divinizada. Esta belleza atrae y tonifica a quienes la contemplan
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