PREJUICIO Y MORAL.
En la inclemencia de sentimientos encontrados, se estereotipan emociones de instantes ajenos, penetrando intimidades de apetitos deseados y al gozo de cuerpos en placeres supremos.
Que no debo amarte el prejuicio me dice, la razón lo juzga, la sociedad lo condena, pero en su soberbia el corazón lo pide... Y entre juicio y condena ama aún en pena.
No sabe el sentimiento de ligero prejuicio, creado en el seno de implacable sociedad, el amor es libre y tantas veces sacrificio, que no puede darse o negarse a voluntad.
¿Por qué juzgar la ilusión con la Moral? Las normas Morales no son naturaleza, no puede evitarse que se fije en la cabeza, esa añorada efigie sin ser nuestra propiedad.
Lo ojos ven lo que el corazón pide y siente, a veces sin destino voluntario en la mirada, enamorado y en su arcano palpitar silente, vive el sacrilegio de la intimidad profanada.
Autor: Víctor A. Arana, (VICTOR SANTA ROSA), Mayo 13 del 2011.
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