Los girasoles eternos
Para tus ojos son los girasoles que agonizaron en mi ventana, esperándote.
Pétalos vencidos, que amarillaron el sendero de las mariposas.
Girasoles de un ajeno jardín explorado.
Altos y humildes, como sueños de verano.
Extrañas flores que amamos, elevadas, taciturnas como silencio amargo.
Girasoles sombreados al atardecer, que murieron olvidados.
Cuando vuelvas de tu ausencia y tu letargo, serán eternos en tus manos.
Ingrid Zetterberg
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